De Turquía, Argentina, Venezuela y Cuba: Extranjeros abandonan sus países para radicar en Guanajuato
De acuerdo con la subsecretaría del migrante de Guanajuato, en el estado se tienen registradas 23 comunidades de extranjeros.
Con información de Jesús Patiño, María Espino, Alejandro García y Fernando Martínez.
Guanajuato.- Onurhan Davun, “El gran sultán”, es un turco que desde hace 15 años radica en León, donde ha logrado desarrollar sus negocios.
El turco, de 33 años, llegó a México para estudiar y ya no se regresó a su país porque en el nuestro halló la estabilidad.
“Tengo una agencia de viajes, un local de artesanía turca en el Campestre y restaurantes de kebabs (un platillo de carne asada) en Ciudad de México”, comentó Onurhan, quien en León es muy conocido, ya que en la Feria nunca falta su stand, donde ofrece una gran variedad de ornamentos oriundos de su país, alimentos y café turco.
Quería venir a un país de latinos y escogí México que es muy bonito, la gente de León es linda, el estado Guanajuato me gusta”, agregó”.
En Turquía vive su familia y de allá trae los ornamentos que han sido del agrado de los leoneses, quienes no le fallan al comprarle algo.
A Onurhan le gusta la cultura mexicana, pero no deja de lado la suya ni sus costumbres, incluso es muy cercano a lo que le pasa a sus paisanos, pues siempre que ocurre algo en su país trata de solidarizarse, como cuando ocurrió el temblor en Turquía de febrero de 2023: se organizó para hacer una colecta y enviar apoyo económico a sus paisanos.
En aquella ocasión, dos sismos y sus réplicas provocaron la muerte de alrededor de 56 mil personas y obligó a miles más a desplazarse.
De acuerdo con la subsecretaría del migrante de Guanajuato, en el estado se tienen registradas 23 comunidades de extranjeros. En los últimos 20 años, la población extranjera que reside en el estado se ha incrementado de forma notable, 131.4 %. Cinco municipios de la entidad concentran a más de la mitad de la población extranjera.
El amor lo trajo aquí
Hace casi 18 años llegó el argentino Gabriel Turner a Celaya por un noviazgo y desde entonces ha decidido vivir en esta ciudad en la que formó una familia y se desarrolló profesionalmente como maestro de inglés.
A pesar de que los primeros meses fueron complicados en su adaptación, considera que este municipio y en general Guanajuato es un lugar próspero en el que existen muchas oportunidades de trabajo.
Llegué a Celaya en julio del 2007 y de aquí no me moví, vine porque quien es hoy mi esposa vivía aquí. Ya éramos novios desde antes, teníamos tiempo de conocernos, pero en octubre de ese mismo año nos casamos”, contó.
‘Gabo’ reconoció que al principio no le gustó la ciudad, ya que no era muy atractiva visualmente, pero que el cariño de la gente siempre lo sintió.
“El primer año fue muy difícil, me costaba mucho trabajo la adaptación, me caía mal la comida, el clima, el trabajo, todo, pero bueno, después caí en cuenta de que era mi actitud, más que nada. Un año después, listo, cambié el chip, le agarré cariño y le agarré la onda”, dijo.
El profesor de inglés mencionó que aunque ha tenido oportunidades de regresar a Argentina, nunca las aceptó ya que vio un importante desarrollo laboral en la zona.
Lo mejor es la prosperidad, quien busca, encuentra. Tal vez no todo es ‘wow’, pero algo hay para hacer siempre en la ciudad. Oportunidades también, es lo que me atrae, que me permite trabajar, aquí me abrieron las puertas enseguida”, platicó.
Turner es originario de una provincia llamada Neuquén, ubicada en la Patagonia argentina, muy cerca de la ciudad de Mendoza, en donde vivió 22 años antes de arribar a México.
Culturalmente se sorprendió mucho con las festividades del Día de Independencia y del Día de Muertos, ya que no hay algo parecido en su tierra natal.
Me gusta mucho cuando llegan esos días, por la comida, la fiesta, los altares. Y de allá lo que más extraño es alguna comida, los amigos, el entorno”, contó.
Finalmente aseguró que el crecimiento que ha tenido Celaya le ha favorecido principalmente en el plano laboral gracias a la llegada de más industrias y trabajadores de otros lugares, pero admitió que ya no está la tranquilidad de otros tiempos.
“En cuestiones de seguridad, sí me quedo con el pasado y en cuestiones de infraestructura me quedo con el actual”, concluyó.
Encontró nueva patria y el amor por las letras
María Gabriela Franco Benedetto, de origen venezolano, lleva 28 años viviendo en México, donde construyó una familia con la que vive en León y después de varios altibajos, logró dedicarse a lo que más ama, que es escribir.
Cuenta con cuatro libros publicados y aunque continúa en contacto con su gente en Venezuela, considera que no dejaría nunca a México, a menos de que sucediera alguna situación extremadamente difícil que la obligará a salir del país.
Benedetto llegó a México como una practicante internacional, en un intercambio educativo, ya que estudió y se graduó como Administradora, aunque al año de regresar a su país, ella ansiaba volver a México; al final acabó por casarse y quedarse a vivir entre nosotros.
Estudió un diplomado de alta cocina y logró abrir una pastelería, con los ingresos pudo contribuir a los gastos del hogar y estar atenta a la educación de su hijo; con este negocio permaneció por diez años. Luego por diversos factores lo tuvo que cerrar y continuar emprendiendo con otras actividades entre las que descubrió su gran pasión por escribir.
Apuntó que comenzó a hacerlo tras su divorcio y mencionó que fue más como una terapia en medio de la situación emocional que estaba viviendo. A la fecha está por publicar su cuarto libro “Yo-Hana. La corredora del Aire”. Una niña que nace y crece en una familia dedicada al oficio zapatero; a ella lo que más le gusta es volar y los deportes aéreos.
Reconoció que al llegar a México se enfrentó a choques culturales que la hicieron reflexionar sobre la vida que tenía en Venezuela y la oportunidad que le estaba ofreciendo vivir aquí.
Rememoró que uno de esos grandes choques fue el relacionado con la situación de la mujer mexicana, pues observó que no tenían tanta libertad para viajar o vivir solas, existían críticas sobre esos aspectos que de cierta manera las empoderan.
Aseguró que en Venezuela la mujer es mucho más libre en el sentido de poder salir sola sin ser cuestionada.
Imagínate llegar a tu país y no poder comprar una lata de leche, porque allá es leche en polvo. Pero no poderla comprar porque al número de tu identificación no le toca con el día que venden la leche. Entonces imagínate cuando llegas a México y ves toda la abundancia en los supers. Claro que hasta te sientes culpable de lo que pasa en el país y le decía a mi hermana, que vivía ahí, cómo se acostumbraron a esto”, compartió.
Señaló que, tras casi tres décadas de vivir en México, prácticamente ya es más mexicana, aunque no ha perdido el acento que caracteriza a los venezolanos, pues suele frecuentar a sus amigos compatriotas y también junto a otros connacionales radicados en Guanajuato. Se ha formado una comunidad que ayudan a otros que llegan a este país.
“Creo que mi destino era vivir acá"
Armando Antonio Ginory Valdéz, conocido como “El Cubano”, es originario de La Habana y llegó a México en febrero de 1996, estuvo trabajando un mes para una compañía en la frontera de Mexicali con Estados Unidos y posteriormente se fue a Salamanca para hacerlo en la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor (RIAMA).
Más tarde, incursionó en el comercio porque la madre de su esposa les cedió los derechos de una ferretería, que es el negocio con el que ha sacado adelante a su familia.
México es un gran país y cuando tú llegas a un País y acatas las leyes, te comportas correctamente, te dedicas a trabajar, la vida te sonríe, gracias a Dios yo formé una familia y hoy en día tengo dos hijas, una es abogada y otra licenciada en recursos turísticos y tengo un hijo varón estudiando la preparatoria, él quiere ser médico”, refirió el inmigrante cubano.
Agradecido con Dios y con la vida, orgulloso de la familia que formó, Armando Ginory Valdéz, es un hombre enamorado de México y ya se naturalizó.
“Yo creo mucho en Dios y yo creo que mi destino era vivir acá, porque yo viví en Puerto Rico, tenía papeles de Estados Unidos y vine a parar en México. Me establecí aquí, ya tenemos con el negocio de la ferretería 29 años y tenemos una pequeña empresa de transporte constituida desde hace cinco años”.
Ginory Valdéz considera que los mexicanos no valoran a su País, a diferencia de los inmigrantes que ven la posibilidad de trabajar, de crecer y de salir adelante en esta tierra a la que ama y bendice.
"Es un país totalmente diferente al que te describen las noticias"
Desde hace cuatro años, Sacha Vázquez, llegó a Irapuato desde la Paz, Bolivia, debido a que se le presentó la oportunidad de ser misionero por dos meses aquí, sin embargo, la amabilidad de la gente, el clima y la comida han hecho que su estadía se prolongue.
Soy Sacha Vázquez y soy originario de La Paz, Bolivia, he vivido allá casi 30 años de mi vida, entonces sí tengo toda mi vida allá y muchos recuerdos”, comentó.
Su aventura por México, y principalmente ahora en Irapuato comenzó hace cuatro años, pues la iglesia cristiana a la que asistía buscaba misioneros, y decidió participar.
“Yo estoy acá como misionero. Estamos sirviendo acá abajo del puente de la Coca-Cola (Visión XXI) servimos a los migrantes que están de tránsito por Irapuato, y a las personas de escasos recursos de Irapuato también”, comentó Sacha Vázquez, quien participa en la organización Amigos del Tren.
Aunque Irapuato no es una ciudad tan conocida como otras en México, Sacha Vázquez, mencionó que sabía de ella que era catalogada hace algunos años como entre las más peligrosas.
No obstante, a su llegada, descubrió un País y una ciudad totalmente diferente, donde hay personas amables, y un clima muy diferente al que estaba acostumbrado.
Lo único que sabía (de Irapuato) era lo que se leía, que estaba en el top-ten de las ciudades más peligrosas del mundo. Entonces con ese referente sí venías con mucho miedo, también por todas las noticias amarillistas que se leen, pero una vez llegando acá fue como que llegamos a un país totalmente diferente del que mencionan en las noticias, es un País, es un lugar muy cálido, la gente es muy amable, la gente es muy caritativa, muy dadivosa. Es un país totalmente diferente al que te describen las noticias”, explicó Sacha Vázquez.
Sin embargo, a pesar de que tras cuatro años en Irapuato ya ha tomado el gusto por los platillos picantes, aún extraña la comida típica de Bolivia como las salteñas, que son algo similar a una empanada rellena con carne, pollo, huevo duro, especias, y cocida al horno.
Vázquez destacó que el clima es mejor aquí, en el Bajío mexicano.
“La diferencia es el clima, allá en Bolivia el clima es de temperaturas muy bajas, que llegan hasta incluso temperaturas bajo cero. Acá está mucho más cálido, más agradable e incluso en la época de invierno, no llega a ser tan frío como allá, y sí se extraña mucho la comida, pero ya una vez que te acostumbras al picante, ya dejas de extrañar eso, pero lo que más extraño es algo muy típico de La Paz (Bolivia) que son las salteñas, que son unas empanadas con un poco de jugo, que son muy muy agradables”, dijo Sasha Vázquez.
Para Sacha Vázquez llegar a Irapuato ha sido importante, pues él ve una ciudad muy limpia y tranquila, y sobre todo que las personas son amigables y solidarias.
AAK
AManece Guanajuato
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