Álvaro Ezequiel Sánchez Miros, el militar retirado que fue encontrado sin vida ayer jueves por la mañana dentro de su domicilio en la zona del cerro del Ajusco, conocía perfectamente a sus agresores, ya los había denunciado por lo menos en siete ocasiones en la Coordinación Territorial Tlalpan-2 de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), a donde acudía todos los martes para que le informaran qué avances tenían de las denuncias que había interpuesto.
El hombre de 78 años de edad ya había tenido diferencias con los delincuentes del sector, apenas el pasado 20 de noviembre le robaron una televisión de plasma, una planta de energía, uniformes tipo militar que tenía y cuidaba celosamente, una escopeta calibre 12 que usaba para defenderse e incluso le mataron a uno de sus perros.
En su última visita al Ministerio Público detalló la manera en la que opera la delincuencia en aquel sector, dio nombres de los cabecillas de los grupos criminales, así como de los comuneros que le quitaron varias pipas a la delegación, y con las que ahora venden agua a los pobladores; conocía los vehículos y quiénes son los responsables de talar el bosque del Ajusco.
Todo lo explico a la autoridad investigadora, pero nunca le hicieron caso, nunca lo tomaron enserio, hasta ahora que fue brutalmente asesinado.
“Yo ya me voy a agarrar a tiros con ellos, a ver de a cómo nos toca, tengo entrenamiento militar, sé disparar un arma y ellos no, son cobardes porque siempre me atacan de noche. O los mato yo o me matan ellos”, expuso en la última entrevista que sostuvo con EL UNIVERSAL, hace dos semanas que se realizó un último recorrido con él en toda la zona del Ajusco, como parte de una serie de reportajes que se difundieron en este medio.
Los siete robos de los que Sánchez Miros fue víctima en este año se registraron a cinco kilómetros de donde hay un operativo permanente de revisión de elementos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, siempre pidió ayuda y nunca la auxiliaron, “esos cabrones nomás están de adorno, ya les dije que los llevo a donde están los deshuesaderos de carros, donde están los secuestradores y nada, no se mueven de ahí, creen que con eso es suficiente”, narraba el hombre a quien sus asesinos torturaron y desmembraron.
En el recorrido que hizo este medio, el hombre de 78 años mostró varias brechas que desembocan en un cementerio de autos de todas las marcas y modelos, “mira aquí vienen a dejar todos su cochinero, se los roban de ahí de Six Flags, aquí le quitan todo lo que quieren y los abandonan, ya denuncie todo esto, les llevé fotos y no vienen, me hace pensar que están coludidos”, sentenciaba.
Señaló asimismo a la banda de “Los Conejos” como los responsables del incremento de la delincuencia y de abusar de los pobladores de la zona, “se roban el agua y la venden hasta en 1500 la pipa, las pipas se las quitaron a las delegación y con eso han hecho el negocio, ya les dije quiénes son, tienen sus nombres, sus rostros, ya saben dónde viven, a ver cuándo los detienen, sólo eso falta”, platicó cuando EL UNIVERSAL lo entrevistó por última vez.
El abogado militar reveló a la autoridad que en uno de los restaurantes del sector se comercializa todo tipo de droga, de armas y se da asilo a delincuentes, “ahí es cueva de ‘Los Conejos’, ya lo han cateado varias veces policías federales pero no encuentran nada, tienen un lugar desde donde observan las patrullas y se esconden, conocen muy bien las brechas y se han pelado, pero todo eso ya se los dije a los agentes”.
A las denuncias nunca se les dio seguimiento, a pesar que llevó pruebas de una investigación que él mismo realizó con fotografías de los presuntos delincuentes. La omisión de las autoridades le costó la vida a Álvaro, quien según las autoridades tenía por lo menos 46 horas de muerto cuando fue encontrado por su hija. La familia exige que el crimen no quede impune, pues los responsables ya estaban plenamente identificados por el ahora occiso.

Por Redacción AM

Escrito en León el 12/12/2014 · 00:00