Es estupendo que, sin tener que ir a New York, podamos ver las obras que se transmiten porque eso genera público y el público se ha vuelto más asiduo a disfrutar y valorar la ópera que antes se consideraba muy exclusivo”, expresó Jaime Ruiz Lobera, director del Teatro del Bicentenario en su charla sobre la ópera Cenicienta de Massenet.
“A través de estas iniciativas se ha logrado expandir y democratizar que grandes producciones las puedan disfrutar más personas en el mundo”.
Durante su explicación de lo que es la ópera y cómo se desarrolla ésta en Estados Unidos, país caracterizado por un bagaje cultural amplio, dada su historia como receptor de migrantes.
Explicó que el Met empezó este proceso de transmitir la ópera en pantallas desde hace 10 años, señaló lo bueno que fue reinventar el formato operístico.
“Lo interesante es que, con el paso de los siglos y la tecnología, la ópera se ha democratizado. Tenemos grandes óperas que las pueden disfrutar cientos de miles de personas y ya no sólo las casas reales”.
Dijo que hay historias vigentes y universales en las que se pueden reproducir sin importar las épocas.
“Vemos como espejo las historias que la ópera nos cuenta y sabemos que aún existen como la madrastra que quiere que sus hijas ganen en vez de Cenicienta. Parecen historias de niños, pero son de adultos, una ópera que no se conecta con la gente está destinada a olvidarse”, remarcó.
A pesar de ello, la ópera de Massenet fue menos popular que la de Rossini, pues la ópera francesa se mantuvo aislada porque la pronunciación del idioma es más difícil de comprender para el mundo en general, lo que la vuelve no muy exportable.