El sol comenzaba a filtrarse entre los árboles del parque El Caracol de Tulancingo, cuando un grupo de personas cerró los ojos, respiró profundo y permitió que el murmullo del viento se convirtiera en compañía.
No era un ritual más, fue uno de los siete encuentros de Respira México, una iniciativa social que, en este 2025, ha sembrado en Tulancingo no solo prácticas de meditación, sino también esperanza y bienestar emocional.
Este programa nació de una inquietud compartida entre la comunicóloga Grisel Lira y la terapeuta en mindfulness Angélica Pineda, quienes, ante el aumento de la intolerancia y la agresividad que palpaban en su entorno, decidieron crear un espacio donde las personas pudieran reconstruir su relación con las emociones.
“Enfrentar las crisis emocionales en las adversidades diarias desde la calma abona a una mejor toma de decisiones”, explica con voz pausada la cocreadora de Respira México, quien refleja la transformación que busca propagar en otros.
En las jornadas realizadas este año en El Caracol, el principal interés vino de adultos mayores, niñas, niños y adolescentes, quienes encontraron en la meditación una herramienta para conectar consigo mismos y con otros.
La iniciativa se ha extendido más allá de la práctica individual: en alianza con SIPINNA Tulancingo, Respira México ha llevado programas de meditación a escuelas de nivel básico y medio superior, atendiendo la urgencia de fortalecer la salud emocional desde la infancia.
Terapeutas, profesionales de la salud, instructores de yoga, facilitadores de danza y promotores de huertos urbanos se sumaron voluntariamente al proyecto, ofreciendo talleres y actividades gratuitas. Para muchos, estos encuentros representan más que técnicas de relajación: son espacios para compartir, aprender y, sobre todo, sentirse acompañados.
La ciencia respalda lo que muchos participantes han experimentado en carne propia: la meditación puede fomentar no solo una mayor calma, sino también claridad mental y resiliencia emocional.
“Los efectos de estas prácticas emergen en las historias personales de quienes regresan semana tras semana: una madre que ahora respira antes de responder con impaciencia, un adolescente que encuentra en la conciencia plena un refugio frente a la ansiedad, un abuelo que descubre que nunca es tarde para aprender a estar presente” afirma Grisel Lira.
Respira México no es un evento aislado; es un movimiento en construcción; gracias al interés y la participación de la comunidad, el programa se extenderá en 2026, con la intención de consolidar una red de bienestar personal y colectivo que permita a más personas encontrar herramientas para gestionar sus emociones y construir relaciones más armoniosas consigo mismas y con los demás.
“La calma no es ausencia de problemas, sino la capacidad de sostenerlos con serenidad y en un mundo que exige rapidez y reacción, quizás esa calma sea, ahora más que nunca, un acto de amor propio y de comunidad.”