Buscar

La ciencia hoy

Replicabilidad científica

Pensar que el diseño y construcción de láseres tenga algo que ver con el conocimiento tácito es, de acuerdo a los autores, inaceptable debido a que cualquier cosa que un científico haga, o no haga, en su laboratorio tendrá un efecto y una consecuencia perfectamente racional.

Escrito en Opinión el
Replicabilidad científica

El próximo número de la revista Open Journal for Philosophy (https://www.scirp.org/journal/ojpp/) contendrá el artículo “Scientific Replicability: Two Cases of Study in Laser Physics” (Replicabilidad Científica: Dos casos de Estudio en Física de Láseres), por los autores; Vicente Aboites y Yuri Barmenkov.
Una de las características más importantes de la ciencia moderna es su replicabilidad (i.e. reproducibilidad) y objetividad.
Esto significa que un resultado es aceptado como científico solamente cuando ha sido reproducido por otros miembros de la comunidad. De hecho, la replicabilidad de los resultados científicos es la piedra angular de la actividad científica.  Esto mismo fue expresado por el filósofo Karl Popper del modo siguiente: La replicabilidad es la Suprema Corte del sistema científico.
La física de partículas elementales es un buen ejemplo de lo anterior, allí podemos constatar con claridad cómo el descubrimiento de una nueva partícula es aceptado por la comunidad científica solamente cuando el resultado ha sido replicado por otros investigadores del mundo.
En ausencia de esta replicabilidad por otros laboratorios, el resultado será considerado solo una anomalía en espera de ser desechada o corroborada.
Se acepta que la ciencia moderna nació al inicio del siglo diecisiete cuando los hechos se aceptaron como su base. Anteriormente los hechos no se tomaban seriamente como fundamento del conocimiento sino la autoridad de filósofos como Aristóteles o la Biblia. Decimos que un resultado es replicable cuando puede repetirse y el resultado obtenido será el mismo o muy semejante al resultado original.
Vale subrayar que lo anterior es válido especialmente para las llamadas “ciencias duras” pues de otro modo implicaría una definición demasiado estrecha de lo que es la actividad científica y excluiría a muchas otras áreas importantes. 
Es también importante distinguir la ciencia de la pseudociencia.  En el primer caso se tiene como característica fundamental la replicabilidad mientras que en la segunda no.  Por ejemplo, la física de láseres es una actividad científica debido a que los resultados obtenidos por un investigador o grupo de investigación pueden (si son correctos) ser reproducidos por otros investigadores o grupos del mundo de modo objetivo e independiente de la raza, credo, color, nacionalidad o zona geográfica de los investigadores participantes. 
Más aún, un especialista en láseres puede determinar con gran precisión las características que tendrá un láser aún antes de construirlo pues hará uso de sólidas teorías científicas (como la física cuántica y estadística) y de desarrollos tecnológicos y de ingeniería (como la tecnología de semiconductores o la ingeniería eléctrica y electrónica).  
Esto último es algo que, por ejemplo, para un astrólogo sería imposible pues las pseudociencias, por definición, no cuentan con teorías científicas para determinar sus resultados.
En el artículo inicialmente mencionado se examinan dos casos de física de láseres, que es el área de especialidad profesional de los autores.
En el primer caso se analiza la fallida replicabilidad en la construcción de un láser molecular de nitrógeno inicialmente reportado en 1986 por un grupo de investigación brasileño. Debido al carácter no replicable del resultado éste no tiene ningún valor o interés científico, es un resultado inútil e inválido debido a que no fue reproducido por ningún científico o laboratorio del mundo. En el segundo caso se analiza la exitosa reproducción de un láser atmosférico de excitación transversal de Bióxido de Carbono. 
En este caso se examinan cuáles fueron las condiciones, incluyendo los numerosos experimentos fallidos, que finalmente permitieron construir exitosamente un láser de este tipo. Se analizan los diferentes aspectos que permitieron el resultado logrado, como la interacción con otros grupos de investigación y el intercambio de información que esto conlleva, así como los innumerables errores cometidos a lo largo del proceso de construcción del láser.
Los autores del artículo también discuten y rechazan la idea de que el llamado “conocimiento tácito” tenga relevancia en esta actividad científica, i.e. física de láseres.  Recordemos que el llamado conocimiento tácito se refiere al conocimiento que alguien tiene, pero no puede expresar, solo puede usar.
Por ejemplo, nadie podrá llegar a ser un malabarista de circo o un acróbata de ciclismo a partir de la explicación científica de los procesos dinámicos que intervienen en el malabarismo o en el ciclismo.  Igualmente, no es frecuente que un malabarista o un ciclista pueda explicar la fundamentación teórica de su habilidad. 
Pensar que el diseño y construcción de láseres tenga algo que ver con el conocimiento tácito es, de acuerdo a los autores, inaceptable debido a que cualquier cosa que un científico haga, o no haga, en su laboratorio tendrá un efecto y una consecuencia perfectamente racional y sujeta a una impecable y rigurosa explicación científica.
Los autores del artículo aquí mencionado consideran que este trabajo podrá ser de interés para filósofos de la ciencia, así como para jóvenes investigadores científicos en proceso de formación.
 

Escrito en Opinión el

Opinión en tu buzón

Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo

Opini�n