Gentrificación barrial en León
El centro de nuestra ciudad comenzó a gentrificarse, pues la gente dejó de vivir allí y subieron las rentas habitacionales a partir de usos para comercios
Aquí en la “ciudad de los cueros”, tenemos barrios: San Juan de Dios, San Miguel, Barrio Arriba, El Coecillo y San Pedro de los Hernández, que son los más emblemáticos.
Estos lugares pertenecen a León, una ciudad tradicional y cosmopolita, pero comparten un rasgo en común: fueron las primeras colonias que se habitaron en la ciudad y sus habitantes comparten una identidad. Estadísticamente, alrededor del 15% de la población leonesa vive en “barrios”, si atendemos a la definición aquí presentada; el barrio es un área, una zona de una ciudad, delimitada por su ubicación geográfica y por alguna característica de la gente que vive en ella, por alguna peculiaridad suya o por su historia. Arquitectos, urbanistas, antropólogos, sociólogos, psicólogos sociales, culturalistas, dirán que un barrio es una subdivisión de una ciudad o de un pueblo, que suele tener identidad propia y cuyos habitantes cuentan con un sentido de pertenencia. En algunos países, incluso, la noción de barrio se asocia a las poblaciones de escasos recursos y con viviendas precarias.
El centro de nuestra ciudad comenzó a gentrificarse, pues la gente dejó de vivir allí y subieron las rentas habitacionales a partir de usos para comercios. Con el crecimiento urbano y el cambio de vocación industrial de manufactura hacia servicios, el Barrio Arriba y El Coecillo se fueron despoblando y bajando su densidad poblacional, pues los “negocios húmedos” debieron salir y la dinámica se fue reduciendo en los últimos 30 años, pues las tenerías debieron migrar a la periferia del sur, al prohibirse las descargas de aguas con metales pesados. Así, decenas de naves industriales se fueron quedando vacías y parte de los habitantes del Barrio debieron voltear a otra actividad. Podrían ser alrededor de 100 fincas de grandes dimensiones que quedaron vacías. El cambio de sede del Hospital General incrementó también este fenómeno y el polígono cambió de perfil paulatinamente.
En otros países esta salida de industrias llevó, como a Bilbao y a Barcelona, a construir alternativas para volver a “poblar” las áreas, dándole al “uso de suelo” un valor, pues la autoridad puede a través de planes maestros, facilitar el cambio, solo que con valores más altos de venta y renta. En la Ciudad de México se reactivó así el Centro Histórico con inversiones y nuevas vocaciones económicas. Con esto, se crearon empleos y disminuyó la inseguridad, aunque parte de los habitantes “originales”, debieron migrar al encarecerse la renta y el valor del suelo.
Este mecanismo de inversiones, propicia nueva actividad y se conoce como “gentrificación”, es una reestructuración espacial de una determinada área urbana, lo cual implica el desplazamiento de los residentes de bajos ingresos que habían vivido en estos espacios (Glass, 1964; Clark, 2005). Es pues, un proceso de transformación de un espacio urbano que se encuentra deteriorado o en proceso de declive a partir de la rehabilitación o reconstrucción de una parte importante de sus edificaciones.
Aquí la cuestión es cómo reactivar esos barrios y darles valor cultural, arquitectónico, turístico, e incluso visualizar nuevas “industrias del conocimiento” para darle pleno uso a los espacios, a las edificaciones, ganando vitalidad las calles. Hoy en países como Colombia y España tenemos nociones de barrios, como espacios verdes, donde hay baja criminalidad, áreas culturales, buenas escuelas, movilidad en ciclovías, coworking, tiendas y restaurantes, posibilidad de caminar y permanencia de símbolos de la identidad del barrio. Pero en nuestro Barrio Arriba persiste la marginación urbana y social de grupos sociales organizados; esta marginación se produce por la carencia de la aplicación de políticas urbanas o de planes maestros de regeneración y todo ello conlleva también la privación de la participación social para la realización de proyectos productivos de mejora social y urbana. Requerimos escuchar a los actores urbanos y sociales de los barrios, para la construcción colectiva, con posibilidades hacia nuevas vocaciones de los polígonos. Nuestro Barrio tiene actualmente posibilidades para ecosistemas de industrias “secas” y de salud.
Esto es viable en León y planear la inminente gentrificación de los barrios, pues hay que recuperar las calles y los barrios para poder apostar por un modelo mucho más sostenible, con la autogestión, por el pequeño comercio de barrio, por el desarrollo comunitario y la participación ciudadana para crear modelos diferentes de ciudades y de sociedad. Requerimos “orquestar” a los actores para fortalecer nuestros barrios en la gentrificación.
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