La vida es un proceso corto que fue creado por algo o por alguien para ser vivida y tomada con las manos para crear lo que trasciende a la muerte y está formada por ciclos. Sí. El término de diciembre y la llegada del Año Nuevo revive en los seres humanos el ánimo y nos invita a mirar el mañana. El fin de año trae (o debería traer) siempre, el deseo potente de que todo lo malo se vaya al aparecer el porvenir.
Nuestro amado México se planta frente al año 2026 queriendo olvidar el ayer con nuestro cuarto de millón de muertos en los últimos 10 años. ¿Pensar el mañana con el ayer lleno de dolor? Si. Las personas nos movemos alrededor de ciclos y con el 2026 queremos dejar atrás los fracasos y tendemos a pensar en los triunfos; por eso, el cierre del año siempre estará lleno de buenos propósitos individuales donde destacan la salud, el trabajo y la felicidad. Pero lo que más escasea, en la realidad, son los propósitos colectivos, los que se piensan y se hacen en plural.
Estoy seguro que León, pasando por guerras e inundaciones, siempre cultivó la idea de que todo se puede vencer. Y eso debieron tener los primeros pobladores y los fundadores en el Valle de Señora hace 450 años. Pueblos originarios y conquistadores, se trabaron en sus diferencias y semejanzas para construir en la colonia, una población que era tránsito de riquezas y con la República, asiento de gente de trabajo que, con sucesivas migraciones, decidieron aquí vivir. Y así, en las 4 grandes migraciones desde otras latitudes, construyeron esta ciudad que hoy, es la quinta más grande del País y es la capital económica del Bajío.
Nos tocó ser la generación de los 450 años y sin poder siquiera negar la realidad de la desesperanza por la realidad social que abruma a México o las razones históricas, económicas y sociales que la explican, no se puede entender la existencia humana y la necesaria lucha por mejorar el mundo, sin imaginar el mañana. Más allá de las pandemias, las injusticias, los abusos, las extorsiones, las ganancias ilícitas, el narcosistema nacional, o los discursos políticos insistiendo en dividirnos, o la explotación humana por empresarios ventajosos, la humanidad ha sobrevivido siempre por el mañana. Es decir, la confianza de que es posible transformar el mundo dando la vida a cambio, y así, cambiar milimétricamente la realidad, pero cambiarla al fin. Aún con los terribles indicadores económicos y de inseguridad que vive el País, el año próximo es una promesa de que podremos superar las condiciones adversas como el nulo crecimiento económico.
León siempre camina en reactivación plena y nos hemos inyectado una buena dosis de confianza en lo que respiramos para no tener miedo al mañana. Será ésta, una generación de sobrevivientes que deberán contar con una gran energía para transmitirnos que el año siguiente será formidable y la economía local, seguirá creciendo. La concordia será indispensable para reconocernos todos como iguales para que el País vuelva a ser uno solo. El 2026 deberá ser de paz y concordia. Consumir, invertir, arriesgar, emprender, deberá ser parte de nuestra educación y manera de plantarnos frente a la vida, pues debemos generar riqueza y compartirla y construir acuerdos entre todos, ricos y pobres, entre el sur y el norte de México.
Le tocará a Ale Gutiérrez como alcaldesa, encabezar los festejos de los 450 años. Así, las celebraciones requieren líderes que nos lancen al futuro y que nos ayuden a recobrar la confianza y que no se la pasen echando las culpas al pasado. Solo así, el talante de un director de escuela, de un gobernante, de un profesor, de un padre de familia, de un líder sindical, de un jefe de manzana, proyectará fe en el futuro; su labor deberá ser infundir confianza en el mañana construido por todos y no de unos sobre los otros.
Cuando el discurso dominante nos quiere convencer de lo contrario y pareciera que las mayorías están vencidas; cuando muchas empresas transnacionales dominan la economía; cuando el pesimismo merodea los corazones; cuando muchos jóvenes pierden la esperanza; cuando la brecha entre ricos y pobres es grande; cuando las riquezas naturales son destruidas para producir riquezas…Hoy es necesario, proyectar en las siguientes generaciones, que el mañana más allá de los 450, será un lugar maravilloso para vivir en León.