Sebastián camina por las calles de los municipios de Hidalgo, va boteando, pidiendo cooperación que llevará al Centro de Rehabilitación contra el Alcoholismo y Adicciones (CREDAD) de Mineral de la Reforma, en donde afirma, le están salvando la vida.
En su paso por Tulancingo, este joven de 22 años, cuenta, que hace 8 por simplemente experimentar y convivir con sus amigos probó el cristal: “soy de Tepatepec municipio de Francisco I. Madero, estoy haciendo una labor social, fui internado hace un año, tras la muerte de mi mamá, porque ya no sabía ni que hacía”.
A los 14 años fue invitado a una casa de una amiga, ahí le dieron a fumar esa sustancia tan adictiva, que le quitó el hambre, el sueño y le gusto; “se hizo del diario, deje la escuela, mi familia, viví en la calle, robe, casi desmantelé la casa de mi familia para pagar 200 pesos para que me dieran un gramo de droga”.
Sebastián va luchando con todo, con habla fluido e ideas concretas, dice que hace un mes por fin corto de tajo su consumo: “parece como milagro, pero la verdad es que los problemas en los que estamos nos hacen decidir si seguir o no, me ha pasado de todo, en lo físico, emocional, social ya he perdido por completo la noción de que hecho cuando estaba intoxicado”.
“Hay un momento en que ya no te importa nada, sólo quieres consumir, de echo cuando mi mama murió de cáncer el 24 de julio del 2024 no tuve ningún sentimiento estaba bien drogado, todo estaba anestesiado”.
Su proyecto de vida es recuperarse: “lo que puedo decir ciertamente, el día de ayer no me drogue, sigo en sobriedad, pero no le puedo asegurar para las 12 de la noche, mañana, espero que Dios me siga permitiendo entender las cosas, que si sigo consumiendo me iré hundiendo en más problemas”.