León, Guanajuato.- El viernes 21 de noviembre León volvió a rugir con la furia del thrash metal con el concierto de Kings of Trash.
Afuera, la noche en Distrito León caía fresca, pero dentro de Rockstar Burger el ambiente hervía desde temprano.

Los primeros en abrir el ritual fueron Doomsday, quienes encendieron motores con riffs densos que hicieron vibrar el pequeño recinto.
Apenas pasaban las 9 cuando los fans (unos 100 guerreros del metal, reunidos como una hermandad clandestina) ya estaban pegados al escenario, listos para la descarga.

Era el momento del metal
Cuando David Ellefson, exbajista y cofundador de Megadeth, puso un pie en el escenario, una ola de gritos incendió el lugar.
A su lado, Jeff Young también regresaba a terrenos familiares: los años dorados del thrash.

Completaron la alineación Chaz Leon en la voz y Fred Aching en la batería, un combo que desde el primer golpe dejó claro que esta sería una noche sin descanso.
¡Es un honor regresar a México! ¡Vamos a romperlo esta noche!”, lanzó Ellefson ante un público que respondió con puños en el aire.
La banda abrió con “In 2 The Lungs of Hell”, una avalancha instrumental que desató los primeros headbangs.

Le siguió “Rattlehead”, y entonces sí: el lugar se convirtió en un torbellino.
Puro power y los fans emocionados
Los fans no eran muchos, pero la vibra era salvaje, casi tribal, como si los 100 valieran por mil. El sudor, los coros desgarrados, el slam improvisado frente al escenario… todo se mezclaba en una euforia que sólo el metal puede provocar.
“Train of Consequences” y “Victory” mantuvieron el impulso, mientras Young se robaba miradas con solos afilados que parecían cortar el aire.

¡Esto es para los verdaderos fans del thrash! ¡Gracias por mantenerlo vivo!”, gritó Chaz Leon antes de sumergirse en “Skull Beneath the Skin” y “502”.
Un solo de batería que encendió la escena
A mitad del show, Fred Aching detonó un solo de batería que hizo temblar el cuarto entero; cada golpe era un recordatorio de que la técnica también se grita.
La voz colectiva volvió con “In My Darkest Hour”, uno de los momentos más intensos de la noche, coreado como un himno compartido entre la banda y su audiencia.

La recta final llegó con dinamita pura: “Bad Omen”, “Dawn Patrol” y el siempre demoledor “Tornado of Souls”, que levantó a todos del suelo.
Era una comunión total, un viaje a los años en que Megadeth definía el sonido del género.
Llegó el final..
Para el encore, Kings of Thrash salió entre aplausos y gritos de “¡Otra, otra!”. La banda respondió con fuerza: “Lockdown”, “Wake Up Dead” y el clásico eterno “Peace Sells”, que convirtió el recinto en un coro masivo.
¡Gracias León! ¡Ustedes mantienen vivo el thrash!”, dijo Ellefson para cerrar una noche que quedó tatuada en los oídos y en la memoria.



Aunque fue un concierto íntimo, de apenas un centenar de asistentes, la energía fue la de un festival completo. Una noche cruda, poderosa y cercana en la que Kings of Thrash recordó por qué sigue siendo una bandera viva para los amantes del metal.