El regreso de Daniel Habif a León trajo una de las jornadas más íntimas, crudas y humanas que se han vivido en el Teatro Manuel Doblado, donde más de 1,271 asistentes llenaron por completo el recinto para escuchar su gira “Ascender World Tour 2025”.
La función comenzó a las 8:41 de la noche y concluyó a las 11:16, un lapso en el que el conferencista llevó al público por una travesía emocional que tocó la introspección, la enfermedad, la pérdida, el perdón y la resiliencia.

“Trata de prestar atención a todo, pues no sabes qué postura tiene el que está a tu lado; entonces este debe ser un lugar neutro”, fueron las primeras palabras con las que abrió la noche, dejando claro que el tema central sería la curación y la sanación.
Aceptación, heridas y humor que relaja el alma
Habif, fiel a su estilo, alternó reflexiones profundas con momentos de humor espontáneo que hicieron reír a varios, especialmente cuando se refería al público como “seguro se identifican con lo que digo”.
Dejó claro que las emociones no se evaden, se comprenden:
“La aceptación no tiene nada que ver con la resignación.”
“La venganza no es un deseo, es una convicción.”

En uno de los momentos más ligeros, una señora levantó la mano para decirle que no se sentía creativa.
—¿Cuántos hijos tiene? —preguntó él.
—Cinco.
—¿Y a todos los vistió?
La sala estalló en risas.
—Seguro tuvo que ponerse muy creativa, remató Habif.
Ahí mismo soltó otra reflexión que arrancó asentimientos:
“A veces la gente tiene una idea de ti y tristemente dejamos que ellos construyan nuestra personalidad.”
Una vida entre cicatrices, libros y escenarios
Habif compartió episodios clave de su propia historia:
“Entre más maduro no debes ser más amargado; la fruta madura es más dulce.”
“Yo conozco gente que tiene tres doctorados y no sabe decir gracias; yo no soy mis carreras.”

Recordó que fue “un chamaquito tartamudo” pero que encontró refugio en la pantomima y la literatura:
“A los 14 años ya recitaba a Quevedo, Chéjov, Dostoyevski. Estudié administración turística, grabé un disco que nunca salió y ahora termino psicología y criminología porque tengo un proyecto en cárceles.”
También habló de sus enfermedades:
“Tuve borrelia por la picadura de una garrapata… aún tengo secuelas.”
“En 2019 pensé que ya venía la paz, pero estaba infectado de cerebro, médula y huesos.”
“En 2023, grabando el audiolibro de Ruge, fui a orinar y era sangre. Leía lo que temía: cáncer de próstata.”
Historias que llevaron al público del silencio absoluto a la empatía más pura.
Dios, la pérdida y la reconstrucción
En su discurso, también reflexionó sobre la fe y los momentos oscuros:
“Yo le decía a Dios: quítame a mis enemigos… y me empecé a quedar sin familia.”
“Dios nunca llega tarde; solo no llega como tú quieres.”
“Si te aferras a un luto, son lágrimas estériles que ya no producen nada.”
“La tristeza se convierte en un huésped.”
Con la sala en silencio, soltó una frase que arrancó carcajadas por su frontalidad:
“El mundo no es culero, es que eres muy pendejo.”
Meditación, perdón y un mensaje para León
Pidió al público que cerrara los ojos para una meditación guiada. Al terminar, recitó uno de los momentos más conmovedores de la noche:
“León, si tuviera que pedir perdón, le pediría perdón a mi corazón por cada vez que dejé entrar a alguien que no supo valorar…”
*Fotos: Laura López*






También habló del autocuidado:
“No confundas sacrificio con lealtad.”
“El ocio es agenda; debes agendar tu ocio.”
Y se subió hasta la parte trasera del teatro para convivir con quienes estaban más lejos del escenario.
“No esperes a que sea diciembre para ser generoso.”
El abrazo más grande: Angie Habif en el escenario
Uno de los momentos más celebrados fue cuando subió al escenario a su esposa Angie, con quien lleva 24 años:
“Uno tiene que escoger a su pareja como si fueran a la guerra; por eso digo que es mi alma guerra, no mi alma gemela.”
Pidió al público ponerse de pie, tomarse de las manos y observar que, a pesar de las diferencias, había unión dentro de la sala. Reconoció a asistentes de países como República Dominicana, Perú, Argentina, España, Colombia y Estados Unidos:
“Forasteros, gracias por aguantar fuera de sus patrias.”
Finalmente, pidió que todos colocaran su mano en el corazón para cerrar con una oración colectiva.