Guanajuato, Guanajuato.- Con cantos, luces y el eco de una tradición que se renueva cada diciembre, el Templo del Oratorio de San Felipe Neri, mejor conocido como La Compañía, dio inicio a su ya tradicional temporada de posadas, una de las más representativas de la capital del estado, que año con año congrega a cientos de fieles.
Poco más de 200 personas asisten en cada jornada a estas posadas organizadas por el padre Alejandro León, con el apoyo de integrantes de la comunidad parroquial, quienes han logrado mantener viva una celebración profundamente apegada a las costumbres religiosas y populares.
La festividad inicia con la celebración eucarística, seguida del rezo del rosario o novena, para después dar paso a la tradicional petición de posada, los cantos, las de piñatas y la entrega de aguinaldos elaborados con dulces y fruta.
Fernanda, adolescente que desde hace más de cuatro años participa en estas celebraciones, compartió que acude a las nueve posadas que se realizan en el templo.

Vengo con mi mamá desde hace 4 o 5 años y me gusta, porque rompemos piñata, cantamos y hay dulces”, comentó.
Don Luis, vecino de la zona, destacó el arraigo de esta tradición.
Ya tiene mucho que se hace aquí, conozco gente que viene desde el Cerro del Cuarto”, señaló.
La organización no es sencilla. En cada posada se reparten aguinaldos a todos los asistentes y se rompen al menos siete piñatas, cada una destinada a diferentes edades para evitar accidentes. Karina, otra de las fieles del templo, explicó que la participación crece conforme avanza la novena.

Cada año vemos que viene más gente, pero siempre todos participamos en todo”, dijo.
Las actividades comienzan a las 7 de la noche y se extienden hasta concluir con la convivencia comunitaria, consolidando a La Compañía como un referente de las posadas tradicionales en Guanajuato capital.
Templo La Compañía
El Templo de la Compañía en Guanajuato es un importante recinto barroco, legado jesuita y franciscano, famoso por su arte sacro, y por ser sede de eventos culturales, especialmente eventos como el festival internacional cervantino (FIC).
La construcción de este emblemático conjunto guanajuatense se consolidó en 1765 gracias al patrocinio de personajes como José Manuel Sardaneta. A pesar de su origen jesuita, la orden solo pudo ocuparlo poco tiempo debido a su expulsión en 1767. Tras funcionar bajo la administración de los filipenses y sobrevivir a las transformaciones políticas del siglo XIX, la estructura fue secularizada. Hoy en día, el antiguo convento sobrevive integrado a la Universidad de Guanajuato, cumpliendo funciones universitarias.
LF