Guanajuato.- Campesinos de Moroleón, Uriangato y Yuriria manifiestan que su profesión se encuentra en peligro. Esto se debe a que afirman que las nuevas generaciones ya no se quieren dedicar a la cosecha de maíz o sorgo, una actividad habitual en la región, pues los jóvenes consideran que ya no es negocio.
Los jornaleros de los municipios vecinos coinciden en que se está viviendo quizá la última generación de trabajadores que salen a sembrar sus tierras. Esto ocurre porque a los adolescentes y jóvenes ya no les llama la atención esta profesión en Guanajuato, la cual, señalan, sacó adelante a varias generaciones.
José Guerrero González, un campesino de Moroleón, comentó la situación: “Ya lo que hace uno es sembrar lo poco que vamos a comer y vender un poco para comprar otra cosa de la despensa, mis hijos ya hicieron su vida y se dedicaron a las máquinas de ropa; ya nadie quiere sembrar sus tierras y cosechar porque es una friega”.
En Yuriria, muchos trabajadores del campo cosechan miles de hectáreas de maíz y sorgo en temporada de lluvias y con riego. No obstante, confirman que quienes hacen estas labores son hombres y hasta mujeres mayores de 40 o 50 años. Muy pocos jóvenes realizan estos trabajos debido a las jornadas extenuantes.

“Son unas chingas bien feas y más para quien no está acostumbrado, no es una cosecha segura siempre, puedes perder y ahí ya no sacas ni siquiera lo que invertiste, es mucho trabajo para que lo paguen tan barato, el campo se está acabando porque el gobierno abandonó a la gente del campo, esa es la realidad”, expresó Kevin Cruz, hijo de una familia de campesinos de Yuriria.
La industria textil gana terreno a otras profesiones en Guanajuato
En Uriangato, la industria textil ha atraído más a los jóvenes que las actividades del campo. Sucede lo mismo con el ganado y la crianza porcina, que eran actividades destacadas hace unos años. Actualmente, estas labores se hacen cada vez menos y las nuevas generaciones optan por el trabajo en fábricas textiles.

“Nadie se quiere aventar todo el día bajo el sol para cosechar, traer todas las manos llenas de ampollas, sucio y que toque de pago mil o mil 200 pesos, la verdad mis respetos para quienes hacen eso, mis abuelos lo hacían, algunos tíos, pero yo no, hay otros trabajos menos explotados”, opinó Marcos Villalobos, trabajador textil de Uriangato.
Las direcciones de Desarrollo Rural de los municipios metropolitanos informaron que, si bien la actividad campesina ha disminuido solo un poco en los últimos años, confirman que las personas que se dedican a la siembra y cosecha de maíz o sorgo son hombres o mujeres de más de 40 o 50 años de edad. Esta tendencia marca el cambio en las profesiones en Guanajuato.
HLL