En el “Programa de acción específico: acceso universal a sangre, hemocomponentes y células hematopoyéticas troncales seguros 2020 2024”, está establecido claramente que “la seguridad de la sangre es uno de los diez problemas de salud pública a nivel mundial, por lo que consolidar y mantener un sistema nacional que permita la disponibilidad, accesibilidad, calidad y seguridad de la sangre, componentes sanguíneos y células progenitoras con fines terapéuticos, es imperativo para asegurar la equidad en la población mexicana”

En este mismo tenor, dicho documento apela a los principios del Plan Nacional de Desarrollo actual, en el que se establece el “no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie afuera” por lo que se deberían establecer (y llevar a cabo que es lo importante) mecanismos de accesibilidad a la sangre, para que en ningún caso una persona en territorio mexicano carezca de componentes sanguíneos cuando estos sean requeridos por su condición de salud.

De igual manera, se apela a una “reestructuración” de los servicios de sangre con acciones en las áreas de educación, reclutamiento, selección, retención y registro de donantes, en afán de lograr ese cometido de un abastecimiento seguro y suficiente. En este documento se establece además un programa de trabajo del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea, en el cual se tiene como objetivo el “incrementar el número de donantes voluntarios y altruistas”, siendo uno de los retos marcados el de la “promoción continua con todas las instituciones de salud, sobre la donación voluntaria y altruista” con el resultado esperado y fecha de consecución del mismo al 2024, de que al menos el 10% de la sangre provenga de donaciones altruistas, teniendo como precedente la línea de base referida en 2018 del 7.1% (recordando que hay países cuyo índice es del 100%).

Las actividades para lograr la mejora del indicador, engloban la capacitación nacional de los promotores de donación voluntaria y altruista, sumando a los Centros Estatales de Medicina Transfusional y a la sociedad civil, con el diseño de una campaña de medios masivos de comunicación que fomente la donación voluntaria (en Facebook, Twitter e Instagram) sumando además colectas externas de sangre en empresas, centros deportivos y de entretenimiento, embajadas y universidades, así como el diseño y publicación de infografías sobre la necesidad de sangre y la importancia de la donación voluntaria en medios digitales, apelando también al uso de folletos que expliquen requisitos de donación en lenguas indígenas y una campaña que especifique estos mismos requisitos con perspectiva de género e inclusión a la comunidad LGBTTTI, realizando además investigación social sobre factores motivacionales que limitan la donación voluntaria y altruista en la población mexicana.

Pues bien, llama la atención que el programa contemple solamente 4 años y no 6 que es la duración del período de gestión ordinario. De igual manera, este programa de acción específico tiene fecha de inicio en 2020 y ya estamos en 2022. Quedan 2 años para ver frutos o rendimientos de esas acciones supuestamente establecidas y de ello surgen varias preguntas para usted, estimado lector: ¿cuántas campañas en medios masivos de comunicación ha visto en estos últimos dos años que se orienten a la promoción activa, constante y estructurada de la donación altruista de sangre, más allá de las “tradicionales” realizadas el 14 de junio (día mundial del donador altruista)?. ¿Cuántas unidades móviles de sangre han ido a su sitio de trabajo, a su empresa o centro social a realizar colectas?. Si usted es trabajador de la salud ¿cuántos eventos de capacitación ha tenido con respecto a donación de sangre y uso racional de los componentes sanguíneos?. ¿Cuántos trípticos, folletos u otros documentos ha recibido con información concerniente a donación sanguínea? y si usted pertenece a la comunidad LGBTTTI ¿qué actividades de acercamiento se han tenido para estos temas de inclusión?

Me atrevo a comentar con humildad de rigor y justa razón, que es improbable que estas actividades las haya visto o le hayan sucedido. Desafortunadamente y como es una aberrante costumbre, este tema está entre los olvidados por las políticas públicas en salud y por sus actores ejecutores. Como lo he comentado anteriormente: mismas ideas y mismas acciones (y en muchos casos mismos personajes), producirán los mismos paupérrimos resultados. Como población y tratando este asunto de accesibilidad a la sangre y sus componentes como tema de interés y seguridad nacional, merecemos algo mucho mejor. En temas de donación de sangre y abastecimiento seguro y suficiente de la misma: autoridades, van muy tarde.

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