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Contrabando

Todo tipo de medida prohibitiva tomada por un Gobierno termina fracasando, pero también creando un mercado negro: habiendo demanda siempre habrá alguien dispuesto a proveer la oferta.

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Por decreto, algo de lo que no estamos seguros que sea del todo constitucional, el Gobierno ordenó la prohibición de la circulación y comercialización de los "vapeadores" en México. Pretextando, para ello, quesque son "muy dañinos".

No hay duda que esta medida autoritaria generará no el fin del uso de los vapeadores, sino un enorme MERCADO NEGRO que acabará en manos de los CÁRTELES de las drogas, si es que acaso no está ya. Ellos controlan las aduanas, los antros, y controlarán esto también, es decir, su venta y distribución, ya que estos productos NO ESTÁN prohibidos en otros países. México es de los pocos que los prohíben de manera absoluta.

Por supuesto que diferentes Gobiernos han decidido en torno a los "vapeadores" implementar ciertas restricciones, como no venderlos a menores, pero nadie ha llegado al extremo de prohibirlos totalmente. Ello porque hacerlo infringe las libertades personales, pero además, porque NO ESTÁ DEMOSTRADO científicamente a plenitud que hagan daño, siempre y cuando se empleen de la manera en la que fueron diseñados.

Por el contrario, existen estudios -sobre todo en Estados Unidos- de que los vapeadores son mucho menos peligrosos que fumar cigarros, por lo que al prohibir los vapeadores el Gobierno mismo INCENTIVA Y PROMUEVE el consumo de los CIGARROS. ¡Vaya "saludable" paradoja!

Todo tipo de medida prohibitiva tomada por un Gobierno termina fracasando, pero también creando un mercado negro: habiendo demanda siempre habrá alguien dispuesto a proveer la oferta.

El mejor ejemplo de esto es la era conocida en Estados Unidos como "prohibición", cuando se decretó (por el Congreso, no por el Presidente) el "Acta Volstead", que prohibió la producción y venta de bebidas alcohólicas. Fue una de las leyes más violadas de la historia y tuvo que ser revocada, pues resultó un sonoro fracaso, ya que convirtió a grandes sectores de la población norteamericana en delincuentes y a los delincuentes en millonarios, pero jamás logró frenar el consumo de alcohol.

En México ha quedado demostrado con los llamados "impuestos al pecado" que cuando se intenta -por la vía de la recaudación- frenar la venta de alcoholes o reducir el consumo de los CIGARRILLOS, o incrementar la recaudación al subir los impuestos de productos como los descritos, el resultado ha sido el fomento a los mercados negros, al CONTRABANDO, a la importación ilegal de productos que el Gobierno pretende controlar.

Los "vicios" personales no se apegan a la voluntad presidencial y a los decretos: la gente hace -y consume- lo que quiere, y para llenar esta demanda siempre habrá alguien dispuesto a violar la ley. Una "prohibición" absoluta así resultará contraproducente; quienes toman estas medidas sobreestiman en demasía la influencia, e incluso el poder, del Gobierno en cualquier sociedad, pero especialmente en la mexicana. Esto, a su vez, forma parte de un derivado del alto grado de corrupción en los niveles medios y bajos de la BUROCRACIA mexicana.

Una "prohibición" como ésta lo único que logra es dar una oportunidad adicional a la burocracia para cobrar sus moches, por permitir una actividad en teoría prohibida o controlada. Y, por supuesto, para las organizaciones criminales que ya contrabandean todo, desde GASOLINAS hasta alcohol adulterado, cigarros, medicinas y demás, resultará una BONANZA adicional, una fuente de ingreso extra. Claro, todo dentro del comercio informal que no le DEJA NADA al Gobierno: no le puede cobrar impuestos o derechos formales.

Seguramente el Presidente y su asesor "genio" Gatell se han de sentir como vanguardistas globales o defensores mundiales de la salud. Ello sin pensar que hay poderosas razones por las que nadie más ha hecho lo que a ellos se les ocurrió.

Asemejan mucho a aquel niño egoísta a quien no le gustaba compartir y que para evitarlo, ideó la genial idea de guardar sus PALETAS en un cajón. Luego, cuando se le antojó consumir una, se percató de que había una poderosa razón de por qué nadie más lo hacía. No, no son genios y su idea no es buena.

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