El mundo sin hijos y lleno de perros
Nuestros hijos, los millennials, trajeron -con la globalización en el mundo y la hipercompetencia-, una serie de retos que nosotros apenas comprendíamos y entre los que están la movilidad, la temporalidad y también el cambio en el modelo de familia.
Los cambios generacionales reflejan también enormes cambios culturales, pues cada generación tiene sus propios dilemas y estos se transforman en diversas conductas. Así, por ejemplo, la generación de los “baby boomers”, los posteriores en nacimiento a la segunda Guerra Mundial, tuvimos en el mundo occidental, un promedio de 8 a 10 hermanos pues nuestros padres reflejaban con ello, no solamente la falta de control natal sino también la esperanza en un mundo venturoso.
Nuestros hijos, los millennials, trajeron -con la globalización en el mundo y la hipercompetencia-, una serie de retos que nosotros apenas comprendíamos y entre los que están la movilidad, la temporalidad y también el cambio en el modelo de familia. El promedio de hijos esperados bajó con ellos a lo que en los años 90 en Europa era un fenómeno de decrecimiento de la población y que empezó a darse ya en este siglo en países de América Latina como el nuestro.
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, desde hace medio siglo, muchas partes del mundo han registrado tasas de natalidad negativas, proyecta que para el 2100 se calcula que sólo seis países tendrán tasas de natalidad positivas.
Países como Alemania pierden su “bono poblacional”; en los próximos 10 años, 7 millones de empleados se jubilarán y su tasa de natalidad no cubrirá la tasa de relevo generacional. Japón y Corea del Sur detuvieron sus tasas de natalidad y ya tienen apoyos para promover la natalidad entre sus habitantes, como subsidios, servicios de guardería y tratamientos de fertilidad. La tasa de natalidad en México en el censo del año 2020 mostraba una probabilidad de tener hijos en promedio de menos de uno. Nuestro bono poblacional se acabó; esto es, que ahora tenemos más personas laborando que estudiando y por tanto todos los bienes y servicios enfocado a menores comenzaron a emigrar. El mundo de las mascotas ha crecido pues los millennials prefirieron ya no tener hijos y mejor se enfocaron a los perrijos y a los gatijos. La generación de los centennials que son nuestros jóvenes que ahora estudian la secundaria y la preparatoria, menos se plantean la figura tradicional de familia, pues ellos son nativos digitales y no son amigos de decisiones o instituciones permanentes.
Y todo esto crea un escenario para que los baby boomers ya no tengan la esperanza de tener nietos. Es el mundo sin hijos. Basado en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el portal Statista realizó una comparativa de la tasa bruta de natalidad en los últimos 13 años. La gráfica mostró una caída del 27 % desde 2011. Es decir, hace 13 años había 20 nacimientos por cada mil habitantes; para 2023, esa cifra se redujo a 15. Recientemente, la gaceta UNAM publicó una investigación sobre lo que está motivando a los jóvenes a no tener hijos y que tiene que ver con cambios ideológicos y una mayor conciencia social sobre lo que implica traer al mundo a un bebé, tanto en los aspectos económico, psicológico y emocional.
De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en México, los temas que más generan preocupación y limitan la fertilidad de los jóvenes son: costo de vida (94.4 %), la baja calidad del empleo (91.9 %), las consecuencias del cambio climático (91.2 %), la falta de acceso a servicios de salud mental (88.7 %), los efectos en la salud que persisten tras la pandemia (84.4 %) y la seguridad nacional por la situación geopolítica (81.3 %). Para que los jóvenes mexicanos puedan acceder a una casa con un valor de un millón de pesos, deberían ganar al menos 48,000 pesos mensuales (pagarían una mensualidad de alrededor 14,400 pesos por al menos ocho años) y esto ha provocado que el 46 % de los adultos jóvenes, en el rango de 20 a 30 años, viva aún con sus padres.
Estamos al revés. En México de acuerdo al INEGI, hay 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, contra 43.8 millones de perros y 16 millones de gatos. Hacia el año 2050 nuestra tasa de natalidad será menor de 0.5% de crecimiento anual; esto es, seremos un país que aceleradamente tendrá adultos mayores y ya no niños, todos inundados de perros.
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