Durante el informe anual sobre su gestión como diputado local, Juan Carlos Romero Hicks (JCRH) se definió como un diputado daltónico, porque es consciente de que fue electo para representar a los ciudadanos guanajuatenses en general y en lo particular a los de los municipios de Guanajuato y Silao, sin importar su filiación política.
Sorprende el adjetivo que asume. El daltonismo es una condición visual que impide diferenciar los colores. Aplicado a la política, significa que Romero Hicks se dedica a sus labores legislativas, dejando de lado los intereses partidistas que pudieran influir en el desempeño de su cargo. Algo inédito.
Aunque así debiera ser, los mexicanos damos por hecho que los diputados se encuentran encadenados al partido que los postuló y con el que ganaron la elección.
Así, la función de representación es pervertida y nulificada. Solo sirven para operar como cobertura de intereses partidarios, comúnmente inconfesables y para coadyuvar a establecer limitaciones a la rendición de cuentas y a la transparencia. Eso está sucediendo con la mayoría de los congresistas. Poco honorables, han debido renunciar a representarnos, para convertirse en mansos súbditos del gobernante en turno y de quién haya sido nombrado como pastor de su grupo parlamentario.
La determinación de Romero Hicks de liberarse de ese yugo, cambiaría el juego dentro del Congreso de Guanajuato, y obligaría a transitar por los caminos de la decencia a otros muchos parlamentarios, de diversos partidos, para declararse libres del yugo grupal en el cual se inscriben. En estos tiempos, la ciudadanía exige una representación genuina. Por lo pronto, un diputado que se arriesgue a encabezar una acción en estos términos resulta muy valioso; es un lujo para sus representados.
En el caso que nos ocupa, Juan Carlos Romero cuenta con condiciones especiales. Su trayectoria de vida lo ha llevado a cargos ejecutivos muy importantes: gobernador, rector y director federal de temas científicos (CONACYT). Como legislador, su trayectoria ha sido muy larga: diputado local, federal y senador de la República. Todos sus cargos han sido gestionados cuidadosamente, con éxito y decencia. Esto explica su resistencia a ser simple comparsa de decisiones que puedan ensombrecer su actuación pública y su buen nombre.
Ahora describo el problema que enfrentamos. El Gobierno del Estado de Guanajuato, está siendo sometido a una fuerte tensión, al verse obligado a sostener una decisión inexplicable del exgobernador Diego Sinhue, de concesionar a una empresa privada la construcción de la carretera Silao-San Miguel Allende, adjuntándole la entrega de un “activo”, la autopista Guanajuato-Silao; con el argumento de que sus cuotas permitan solventar la construcción de la nueva vía. Así los capitalinos deberemos seguir pagando, eternamente, peaje por salir y regresar a nuestras casas.
JCRH sabe bien que la construcción de la autopista de acceso a Guanajuato, ha sido pagada ya 8 veces por los cuevanenses. Conoce que el gobernador Corrales Ayala se había comprometido a que en cuanto fuera cubierto el costo de la nueva supercarretera, esta sería libre. Pero ya llevamos casi 40 años pagando peajes y seguiremos haciéndolo por 60 años más ¡100 en total! Si se mantiene la concesión entregada a VISE y Rubau por Diego Sinhue. Un abuso contra los ciudadanos.
Frente a la gravedad de los hechos, Juan Carlos ha decidido encabezar las acciones que acuerde y analice el grupo de ciudadanos indignados por la determinación de la gobernadora Libia García, de sostener la maliciosa concesión otorgada. Plantea escuchar y oír a los inconformes. Impulsará la revisión del sospechoso caso, por una entidad externa e imparcial; y acompañará a una ciudadanía que se rebela, decidida a plantar cara a la injusticia.
Esto marcará una condición diferente a la que nos tienen acostumbrados los políticos acomodaticios. Indica un compromiso serio con sus representados. Impone a su partido la congruencia con su ideario: el reconocimiento de la dignidad de la persona, y con ello, lo condiciona a asumir a plenitud una representación comprometida con los valores de la gente y la pertinencia de las causas que los sustentan. Así aquilatamos su posicionamiento público, nos respalda y lo respaldamos. Declarémonos en insurgencia ciudadana y vayamos adelante juntos.