En días en que los leoneses (y sobre todo las leonesas) andamos desatados con las compras, el espíritu navideño se transforma en compras y muchas. El comercio se activa y la mercadotecnia se aplica para cautivar a potenciales clientes. Pero hay límites: la contaminación visual en León es enorme, pues los espectaculares, bardas, letreros, anuncios luminosos, inundan la mirada en todo lugar y a toda hora. Pero un exceso, un descaro, son los anuncios disfrazados de “adopción” de espacios urbanos que son de todos. Me refiero a los anuncios que hay en esta ciudad en los camellones y que se multiplican cada vez más.
El mantenimiento a los espacios públicos por parte de la sociedad y empresas es una práctica cada vez más común en países como México donde la ley nomás se hace para violarla. Esta idea se ha probado en los gobiernos locales (municipales) dadas las restricciones presupuestales para mantener los espacios públicos y con ello, los reglamentos los incluyen poco a poco para permitirlo. En nuestro País, la Ciudad de México es la que cuenta con más experiencias en la “adopción” de espacios públicos por parte de particulares, pero con límites.
En León esta práctica se multiplica en forma ofensiva y tiene ya distorsiones. En un muestreo rápido como hace cinco años lo hicimos por las principales avenidas, encontramos alrededor de 200 “camellones adoptados”. En la mitad de ellos encontramos que fueron una estrategia vil de publicidad para la empresa (generalmente vecina de esa vialidad) para tener visibilidad para quienes transitan en vehículo y en la otra mitad descaradamente se anuncia que se “adopta” el área, pero sin tener vecindad alguna la empresa con el camellón, es decir, es descarada publicidad en un área verde que construyó la ciudadanía con recursos públicos y que es no “adoptada”, sino “apropiada” por el particular, aparentemente a cambio de dar mantenimiento al área o de darle valor al espacio, esto es, pintarlo, colocar bancas, reforestar, nivelar el piso, hacer jardineras, etc. Solo que la empresa coloca la publicidad y se olvida después de cuidarla.
Pero no. Los anuncios que se pueden identificar fácilmente, han colocado unas cuantas plantas a cambio de colocarnos su publicidad. ¿Creen que somos idiotas los ciudadanos? Los “camellones”, las áreas “verdes” que se encuentran en la parte central de las avenidas, al recibir publicidad disfrazada, contaminarán más el paisaje urbano. El Reglamento urbano se puede aplicar para que se quiten estos anuncios de las jardineras, pues quien realmente atiende estos espacios al sembrar árboles y arbustos, así como darles mantenimiento, es el municipio, con dinero de todos.
Preguntando a autoridades, parece que no se han dado convenios entre la autoridad municipal y la empresa “adoptante” para colocar la publicidad, pero se podría suponer que hay lagunas legales en cuanto al procedimiento para tener el permiso y, sobre todo, para mantenerlo, es decir, para que, en caso de no cumplirlo, el particular deje de hacer publicidad de su marca en los camellones (incluso con el logo del gobierno). La mitad de los anunciantes encontrados en el sondeo, están relacionados con la industria de servicios y de la construcción y lo que hicieron al “adoptar” el espacio no sobrepasa los 2,000 pesos (un arbusto, arena, tezontle o algún árbol). Es decir, contaminan visualmente a cambio de unos centavitos.
En el sondeo encontramos bancos, empresas de servicio, refresqueras, restaurantes, despachos de abogados, que tienen campañas importantes de marketing para el posicionamiento del producto en la mente del consumidor y dar una imagen falsa de responsabilidad social en el cuidado del ambiente, toda vez que son miles los automovilistas que circulan los las calles y que deben observar la publicidad colocada en las vialidades. Será un trabajo necesario de la autoridad (Ayuntamiento y Dirección de Desarrollo Urbano), erradicar esta práctica publicitaria disfrazada de “adopción”. De no evitarlo, tendremos que salir grupos ciudadanos a quitarlos pues corremos el riesgo de incrementar la contaminación visual y deteriorar más la imagen urbana y que cualquier ciudadano o empresa, adopte por él mismo un camellón o área verde para solo dar a conocer su marca y sus productos a cambio de poner cualquier vacilada como “adopción”.