“Una anciana subió a un autobús y tomó asiento. En la siguiente parada, una mujer fuerte y gruñona subió y se sentó bruscamente junto a ella, golpeándola con sus bolsas.
Al ver que la viejita guardaba silencio, una joven le preguntó por qué no se quejó.
La anciana respondió sonriendo: no es necesario discutir pues mi viaje es muy corto y me bajaré en la próxima parada.
Esta respuesta debe ser escrita en letras de oro: no es necesario discutir, pues mi viaje es muy corto.
Si cada uno comprendiera que nuestro tiempo en este mundo es tan corto, quizá no lo oscureceríamos con peleas, argumentos inútiles, celos, violencia y descontento.
¿Alguien rompió tu corazón? Tranquilízate, el viaje es muy corto.
¿Alguien te traicionó, intimidó, engañó o humilló? Tranquilízate y perdona, el viaje es muy corto.
¿Alguien te insultó sin razón? Tranquilízate e ignora, el viaje es muy corto.
Ante cualquier problema que alguien nos traiga, recordemos que nuestro viaje es muy corto y nadie sabe cuándo llega su parada.
Apreciemos a amigos y familiares. Seamos respetuosos, amables y perdonemos. Vivamos llenos de gratitud y alegría.
A fin de cuentas, nuestro viaje es muy corto”.
Una excelente reflexión que me mandó mi amigo Xavier González tras leer mi columna “Crispación”, que trata el tema de taaanto pleito que aflige nuestras vidas.
Grandes palabras de la viejita, sobre todo ahora que terminaremos un viaje al calendario e iniciaremos uno nuevo.
Te propongo que hoy que es tiempo de balances y propósitos:
- Discriminar en lo negativo.
- Selecciona sólo las cosas malas que sufriste de las que puedas derivar lecciones. Desmenúzalas y analízalas. Entiende los porqués, cómos y qués. Internaliza aprendizajes y crea alertas que te adviertan de situaciones similares en el futuro.
- ¿Ya lo hiciste? Si ya derivaste las lecciones, ahora presiona el botón DELETE en todo lo malo. Que no te consuma el enojo del fracaso y mejor pasa a construir tu siguiente triunfo.
- Atesorar lo positivo. Parece una obviedad. No lo es. Vivimos en tiempos donde lo malo permanece y lo bueno es efímero. Debe ser al revés. Escribe un inventario detallado de todo lo bueno del año. ¿Cuáles fueron tus triunfos? ¿Qué momentos disfrutaste más? ¿Cuándo te reíste? ¿Qué lugares conociste? ¿Qué experiencias nuevas tuviste? ¿Quién te ayudó? ¿Quién te hizo reír? ¿Quién te enseñó algo? ¿Quién te dio una palabra de aliento? ¿Quién te sorprendió? Y luego, ya terminado el inventario:
- Escribe una historia de las cosas buenas del año. No la pienses, escríbela. Y cuando te vaya mal en 2026, sácala y léela.
- ¿Ya identificaste a las personas que te acompañaron este año cuando reíste, cuando te la pasaste bien? Escríbeles un mensaje, mándales una foto del momento, agradéceles.
Seth Godin tiene un pensamiento que me gusta muchísimo:
“Haz dos listas. En la primera anota todo lo que te molesta, tus problemas, los que no te quieren y lo injusto de tu vida. En la otra apunta tus ventajas, cualidades y todo lo bueno.
Ahora, toma una y guárdala en un cajón. Revísala una vez al mes para asegurarte de que ahí está. Pega la otra en el espejo de tu baño y revísala todos los días.
Tu lista diaria determinará en qué te fijas y la historia que te contarás sobre tu vida”.
Exacto.
El viaje es demasiado corto para que la lista negra rija nuestras vidas.
Te propongo entonces practicar un “optimismo razonado”, tal como lo explica el Dr. Martin Seligman, autor de 3 libros sobre la felicidad.
Según Seligman, las personas extraordinariamente felices: socializan, se rodean de gente feliz, sonríen, resisten, reconocen lo bueno, aprecian placeres pequeños, son generosos, a veces pierden el tiempo, tienen conversaciones profundas, gastan en otros, escuchan, conectan en lo personal, ven lo positivo, se desconectan, valoran lo espiritual, se ejercitan, duermen y ríen a carcajadas.
Gran lista de propósitos ahora que iniciaremos un nuevo capítulo, ¿no crees?
Por lo pronto, lo que espero no sea muy corto sea la calidez y diversión que disfrutes en esta época.
Felices fiestas y aquí nos vemos en enero.
En pocas palabras.
“Se feliz en este momento, este momento es tu vida”.
Confucio