Elocuente y sencilla, con muchas anécdotas y referencias de su vida dedicada a la actuación; como si estuviera en la sala de su casa, se sentó en el sillón blanco, se quitó su chamarra fue así se presentó María Rojo en la Cineteca de Tulancingo la noche del viernes, quien calificó el espacio como bellísimo.
Acompañada en el conversatorio por Alejandro Ramírez quien la dirigió en Todos hemos pecado, Teporocho, primero se disculpó por no haber llegado en agosto pasado debido a problemas en la carretera: “desde los 7 años empecé a trabajar, ya quería ser actriz, he hecho las mejores películas, tengo los mejores amigos con los que he trabajo han hecho de mi vida un 15 de agosto el día que yo nací, el cine es mi fiesta”.
“Desde que fui hija de Ana Luisa Peluffo y Luis Aguilar he sido muy feliz haciendo cine, me han llamado de otros países nunca lo cambiaría por los personajes que he hecho, van a ver María de mi corazón, muchas actrices del mundo hubieran querido que se las escribiera García Márquez”.
La primera actriz habló de su defensa al cine independiente de todo lo que hizo con Jaime Alberto Hermosillo “se pueden hacer cosas maravillosas cuando se hacen con cariño y pasión, no por ser famosa ni ganar dinero, pero si decir soy mexicana me han escrito María Novaro, Luis Alcoriza”.
“Me siento como en mi casa, quizás sus abuelos o sus padres vieron algo y ellos son quienes me hicieron María Rojo, estoy muy agradecida”, mencionó que la película María de mi corazón es de ella, que es difícil que la preste, que quiere que se quede en México, se hizo cuando estaba en el sindicato independiente y los actores no cobraron: “ sólo quedamos 3 de los que actuamos en esa película, no quiero venderla, estábamos tratando de democratizar el sindicato de actores, no lo logramos, seguimos en lo mismo”.
Envuelta en un vestido largo y ceñido a su cuerpo que deja ver su delgadez y buena forma, color café al igual que sus botas; su pelo recogido y su inconfundible lunar debajo del labio.
Habló que la quiere ceder a la Cineteca para que la sigan cuidando, ya que esta remasterizada, que le ha dado varios premios. “una forma de hacer México es hacer cine, es lo que nos refleja, nos ha hecho grandes, porque no se comprende que hay que ayudar al cine nacional”, entre anécdotas y risas con un público cautivo, se nombró como la de más películas prohibidas: “en el arte no hay censura”.
Fue más de media hora de charla, en que se repitieron los aplausos para María quien recordó como estuvo el 2 de octubre del 68 en Tlatelolco y lo difícil que fue hacer Rojo Amanecer hasta escondidas, su paso por el senado donde presentó iniciativas para reformar la Ley Federal de Cinematografía para asegurar una mayor proyección de películas mexicanas, e introdujo la ley que integró la cultura como un derecho en la Constitución e impulsó otras medidas de apoyo al cine nacional como el estímulo fiscal y el seguro social para creadores.
Multipremiada por sus actuaciones, María Rojo, una presencia en nuestras vidas: “la vida se fue como a nadie, filmando”.