León.- El aire olía a humedad y perfume dulce cuando las puertas del Domo de la Feria se abrieron poco después de las ocho de la noche. La fila serpenteaba como un pulso ansioso: parejas tomadas de la mano, grupos de amigas listas para corear cada palabra, fans con carteles que brillaban incluso antes de entrar. Manuel Medrano en León era el pretexto para que la ciudad latiera distinto este fin de semana: el regreso del cantautor después de más de un año lejos de la ciudad.
Duplat: una apertura que acarició al público
A las 8:58 de la noche, las luces bajaron para recibir al invitado especial: Duplat, el cantautor bogotano que ha ido construyendo un culto sonoro propio entre la nostalgia, el indie pop y la confesión emocional.
Salió con una sonrisa tímida y un abrigo oscuro que contrastaba con la calidez de sus canciones.
Abrió con “Quédate a dormir”, y el público (aunque todavía entrando y buscando sitio) ya estaba moviendo la cabeza al ritmo suave del teclado y la guitarra.
Entre una canción y otra, Duplat agradeció: “Es hermoso estar en León. Gracias por escuchar, gracias por sentir conmigo esta noche”. También cantó “Búscame”, “Maldito sudor” y un cierre dulce con “Voy a estar bien”, que dejó al Domo en una especie de quietud luminosa, ese silencio previo a que algo grande estalle.
Manuel Medrano: un regreso que se sintió como abrazo
A las 9:32 de la noche las luces se apagaron por completo y el Domo se convirtió en un cielo de celulares encendidos entre las más de 2 mil personas asistentes.
Una voz profunda, grabada, anunció el inicio del show, y cuando Manuel Medrano apareció en el centro del escenario, enfundado en una chaqueta negra y su sonrisa ancha, el grito colectivo fue inmediato.
Abrió poderoso con “Tengo que llegar”, dejando claro que no había venido a calentar motores, sino a entregar el alma. Desde la primera estrofa se notaba ese sello suyo: la mezcla perfecta entre voz grave, melodías luminosas y letras que rozan la piel.
León lo recibió con una ovación que lo obligó a detenerse.
¡Qué alegría estar de vuelta! Los extrañaba inmensamente. Gracias por esta energía tan bonita”, dijo mientras el público estallaba nuevamente.
Una noche de himnos románticos
El setlist fue una escalera emocional: “Afuera del planeta” provocó los primeros coros fuertes; “La distancia” convirtió el Domo en un mar de luces; “¿Cuándo volverás?” (con arreglos más densos y un beat suave) hizo que varias personas se abrazaran en las gradas. “Eterna” se sintió como una confesión colectiva.
Cuando llegó el turno de “Bajo el agua”, no necesitó cantar la primera estrofa; el público lo hizo por él.
Manuel Medrano solo cerró los ojos, dejó que el coro lo cubriera y dijo: “Si cantan así, me quedo a vivir aquí”.




Uno de los momentos más íntimos fue con “Mi otra mitad”, donde pidió al público que bajara los celulares: “Solo vivamos este momento”. El silencio que siguió fue hermoso, como si todos inhalaran a la vez.
Un final que hizo temblar el Domo
Tras más de hora y media de show, Medrano regresó para un encore esperado. Cerró con “Una y otra vez”, y el Domo se volvió una fiesta: saltos, risas, voces desbordadas.
Se despidió con un beso al aire y un agradecimiento que sonó sincero: “León, ustedes siempre me reciben como en casa. Gracias por tanto amor”.
Mientras la gente salía entre comentarios emocionados, abrazos y selfies con el glitter ya corrido, quedaba claro: el amor, en la voz de Manuel Medrano en León, siempre encuentra la forma de regresar.
LCCR