Las despedidas son odiosas, y más, cuando menos las esperas.

Hoy te vas Elías, dejas el coloso del que como gladiador te hiciste rey y del que como ídolo se vitoreó tu nombre. Hoy cambias tu armadura y desprendes de tu pecho ese color verde esmeralda que por más de cuatro años defendiste. 

Llegaste como una contratación más proveniente de un equipo del norte que te quiso tener pero no te puso a jugar. Para nosotros eras una incógnita, para ti una revancha.

Nunca hablaste de más, es más, casi nunca hablaste. Pero te expresaste de la mejor manera con la que convence un futbolista, el balón en los pies y el gol en la mente.

Aunque nadie es imprescindible en el futbol, te hiciste necesario por esa banda derecha que patrullaste una y otra vez. Y fueron necesarios tus regates, necesarios tus pases y necesarios tus goles.

Elías habló en la cancha con goles y asistencias

Aquí viviste el clímax del balompié, no con Morelia, no con Pachuca, no con Tigres, aquí. 

Fuiste parte del renacimiento de La Fiera, de esos títulos de ensueño, de ese año ‘poca madre’. 

Por tu clase y tus números fuiste el mejor mexicano de la Liga y fue casi obligada tu presencia en el Tricolor. Sin embargo, pudiste haber estado en otra era y con otro mandamás que sí te valorara y explotara tus cualidades para llevarte a la mejor vitrina en el mundo del balón.

Tú me lo dijiste una vez que te lo pregunté: era en este Mundial o quizá no será nunca. Y no será ahora por el capricho de un colombiano que te exigió le cumplieras como recuperador cuando lo tuyo siempre ha sido aniquilar. 
Y quizá por ello, en esta última etapa como fiera, te vimos triste con el esférico y deambulando por la cancha. 

Muchos pensamos que serías parte de una nueva esperanza leonesa alimentada por otros nombres y rostros convalecidos, pero también en las buenas historias hay ídolos que se sacrifican y tal vez era tu tiempo de partir. 

Quizá sea lo mejor para ti y quizá también para el equipo en el que esperamos ocupe tu lugar un jugador del que te sientas celoso porque eso querrá decir que será alguien con la misma estrella que ostentas.

Te va a extrañar Fernando Navarro, al que nombraste tu mejor compinche. Te va a extrañar Mauro Boselli, el que se encargó de dar las últimas pinceladas a muchas de las pinturas que colgaste en la red del rival. Te va a extrañar El Glorioso, el mismo que se cimbró con gritos y saltos provocados por ti.

Te va a extrañar la afición, la que estuvo presente en las peores, en las malas, en las buenas y en las supremas. La que en ocasiones te exigió por 89 minutos hasta mentarte la estirpe y se extasió por el minuto en el que resolviste todo con una genialidad. Gracias, Elías.
 

450 Historias de León

Acompáñanos en un recorrido por la historia de León. Recibe en tu correo relatos sobre personajes, barrios, tradiciones y momentos clave, que celebran la identidad leonesa, en el marco de los 450 años de nuestra ciudad.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *