La presión internacional sobre el Cártel de Jalisco Nueva Generación ha alcanzado una intensidad sin precedente, con golpes contundentes en Europa y Norteamérica que evidencian que las mafias ya no pueden operar con la tranquilidad que alguna vez les dieron las fronteras.
En España, una operación conjunta entre autoridades locales y agencias internacionales desmanteló una oficina del cártel en Europa, donde fueron detenidas 20 personas vinculadas tanto al CJNG como a la Camorra italiana. Quince de los detenidos quedaron en prisión preventiva, lo que reveló el peso operativo de esta célula criminal y su capacidad para coordinar envíos de droga entre continentes. La acción demostró cómo la cooperación internacional puede neutralizar estructuras que parecían firmemente consolidadas.
El golpe en España incluyó el aseguramiento de mil 870 kilos de cocaína, 375 kilos de anfetamina y 275 mil euros en efectivo, además de criptomonedas, armas, vehículos y kilos de metales preciosos. La red utilizaba maquinaria industrial para ocultar la droga, así como fincas rurales para recibir y reorganizar los cargamentos antes de enviarlos a Italia. Estas operaciones se realizaban en colaboración con mafias europeas que daban cobertura logística para su distribución en distintos países. La magnitud del decomiso dejó claro que el cártel había logrado construir una plataforma transnacional de tráfico, pero también que esa estructura puede caer cuando varios gobiernos comparten información. De esta manera, Europa se convirtió en un ejemplo de cómo los esfuerzos coordinados empiezan a cercar a grupos criminales globales.
En Canadá también se registró un golpe histórico contra el CJNG con la operación “Castillo”, considerada el mayor decomiso de cocaína en la historia de Toronto. En esta acción se incautaron 835 kilos de cocaína valuados en 83 millones de dólares canadienses, los cuales estaban destinados a diversas redes de distribución en Norteamérica. Además, fueron detenidas seis personas, entre ellas dos mexicanos vinculados directamente al cártel. Parte de la droga se halló en un camión interceptado en la frontera con Estados Unidos y otra en casas de seguridad ubicadas en zonas residenciales del área metropolitana. Este caso confirmó que Canadá se había convertido en un punto estratégico para el CJNG en su intento de ampliar rutas y mercados fuera de México.
Mientras tanto, Estados Unidos reforzó su lucha interna contra el crimen transnacional con un operativo intensivo que derivó en 670 arrestos en solo unos días. Las autoridades aseguraron más de un millón de píldoras falsificadas, 92 kilos de fentanilo en polvo, más de seis toneladas de metanfetamina y decenas de toneladas de cocaína, además de millones de dólares en efectivo y activos financieros. La estrategia estadounidense se ha centrado en golpear las fuentes de financiamiento, debilitando el flujo de recursos que permite a los cárteles operar y expandirse. Esta ofensiva es parte de un esfuerzo que conecta a América del Norte con países de Europa y Sudamérica, cerrando rutas antes utilizadas para mover grandes volúmenes de droga.
En México, los operativos recientes se han fortalecido gracias a esta presión exterior y a la decisión del Gobierno federal en este sexenio, lo que ha permitido desestabilizar estructuras operativas del CJNG y dificultar su reorganización. La combinación de acciones internas e internacionales está reduciendo la capacidad logística del cártel y fracturando alianzas con mafias extranjeras. Con cada detención y cada decomiso, las redes criminales enfrentan nuevos obstáculos para mantener el control territorial y económico que han ejercido durante años. Este cerco global revela que, cuando los países actúan juntos, las organizaciones delictivas dejan de tener la flexibilidad que les daba la dispersión geográfica.
El mensaje es contundente: el crimen transnacional ya no enfrenta a países aislados, sino a una comunidad internacional decidida a frenar su expansión. La cooperación entre gobiernos, el intercambio de inteligencia y los operativos multinacionales están reconfigurando el panorama global de seguridad. Si esta tendencia continúa, se abrirá la posibilidad de debilitar de manera sostenida a grupos como el CJNG, recuperando espacios para la legalidad y la seguridad que tantas comunidades han demandado durante años…
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