Es la tercera vez que me referiré a la situación del inmueble que como resultado del incendio del año pasado aparentemente hizo inservible al edificio que alberga a la preparatoria oficial (ENMS Centro Histórico) cuando solo se incendió el auditorio.
Hace un año se dio el incendio que afectó a alrededor de 1,700 estudiantes y cambió sus vidas. Iniciaba un calvario institucional, en una universidad rodeada de restricciones, por depender completamente del subsidio público que el Gobierno federal y estatal canalizan de nuestros impuestos, para atender a estudiantes desde el bachillerato hasta el posgrado. Pero, además, siendo la Prepa Oficial una institución tan querida por la comunidad leonesa y a la que le están agradecidos decenas de miles de sus egresados.
Me refería a las consecuencias del incendio, como un caso ejemplar de ineficiencia institucional en ese enorme aparato administrativo y burocrático que son las universidades autónomas en nuestro país. Como decía, que por haber sido por años evaluador por parte de la Secretaría de Educación Pública de las solicitudes de apoyo que estas instituciones hacen, es que me daba cuenta de los problemas estructurales que tienen, como los pasivos laborales y la deficiente infraestructura material. Y si a eso sumamos la cultura organizacional, que paraliza a las universidades autónomas, con sus propias dinámicas sindicales y esquemas de toma de decisiones, las convierte en edificios que es casi imposible mover para tomar decisiones e innovar. El dictamen realizado por prestigiosos colegas ingenieros civiles como Gama, Segovia y Tejada, es impecable: rehabilitar, no demoler. Estructuralmente, el edificio está intacto.
Como lo documenté en anteriores artículos, el tamaño de los problemas, mide a las organizaciones. Unas se paralizan y otras, tienen la capacidad creativa para recrearse. El asunto es cultural siempre, no es de dinero. Está documentado que el edificio de la prepa oficial con el incendio, no sufrió daños graves. Y en realidad, lo más sencillo era rehabilitar como lo establece el peritaje mencionado; un ingeniero civil o un arquitecto puede constatar en las instalaciones, que el deterioro no fue estructural. La respuesta de las autoridades universitarias ha sido lenta, con el argumento típico de las universidades autónomas; “no hay presupuesto considerado”. Y con eso, la parálisis institucional, solo dando alternativas para clases en línea y para reubicarlos temporalmente en otras sedes, como la antigua Escuela de Medicina.
¿Quién pagará los costos sociales de estas malas decisiones? ¿Cómo recuperar el tiempo perdido de tres generaciones que recibieron en precariedad su educación? El costo humano y educativo que han sufrido cientos de estudiantes al ser trasladados a instalaciones provisionales, es enorme y eso, no hay dinero que lo pague. Insistir en reconstruir, es decir, demoler el actual edificio para construir uno nuevo, no solo es innecesario y torpe, sino costoso. La mejor excusa que tienen las autoridades es insistir en que se amplíe el presupuesto y se reconstruya. En mi opinión, es torpe la insistencia de los funcionarios en que se construya de nuevo, pues esto representa costos financieros enormes y a costa de un edificio que tiene todavía vida útil.
El sentir de la comunidad de egresados en torno a esta situación es de molestia e indignación. La buena reputación que tiene por haber formado a miles muchachos, es la que ahora se transforma en presión para que se rehabilite pronto el edificio dañado y se regrese a la normalidad de las clases. Se perdió un año en el cual se hubiera tomado decisiones de inmediato para rehabilitar y en pocos meses, regresar a clases. Es difícil aceptar como sociedad contribuyente la tardanza en la toma de decisiones, cuando este asunto pudo haberse resuelto con rapidez. Al final, es el prestigio y la vida de los muchachos la que resulta afectada y eso no se puede reparar.
Ojalá que la comunidad de exalumnos presione a las autoridades para que rectifiquen la torpe decisión de reconstruir y tomen por fin, basados en los dictámenes de ingeniería, la opción de rehabilitar y regresar pronto a clases en la sede del centro de la honorable y querida “Prepa Oficial” de León. Dejar de ser un monumento lleno de historias, a otro, que nos recordará la ineficiencia institucional para tomar decisiones.