León, Guanajuato.- ¿Qué pedirías si el Diablo te ofreciera exactamente aquello que deseas?
Esa es la premisa de “Conversando con el Diablo” que llegará este 5 de noviembre al Teatro Manuel Doblado en una función a las 9 de la noche.
En entrevista telefónica, Rafael Perrín platicó sobre su última puesta del año en León, una ciudad que le ha dado tanto y que por ese motivo, trajo a Ernesto Laguardia, para que pueda comprobar la amabilidad leonesa.
En entrevista antes de salir a una de sus puestas en escena, platicó lo que significa regresar con este terror filosófico al Teatro Manuel Doblado.

La historia coloca al público frente a una situación límite: un hombre desesperado, a punto de quitarse la vida, recibe la visita del Diablo. Pero no para aterrorizarlo… sino para hablar. Y esa conversación, dice Perrín, es la clave del montaje.
“Esta obra es filosófica, no de miedo. Es cuestionarte. Es entender que no hay excusas para NO ser felices”, afirmó el actor.
Para él, el planteamiento central es directo: mientras una persona abre los ojos cada mañana y respira, Dios sí quiere.
Lo demás es decisión humana.
“La frase correcta no es si Dios quiere. Es Dios sí quiere. Mientras tú despiertes, lo que hagas con tu vida está en tus manos.”
ENFRENTANDO CONTROVERSIAS HUMANAS
En escena, el personaje que interpreta Perrín entra decidido a suicidarse. Y desde ese punto comienza la disección emocional, moral y espiritual. El Diablo aparece para cuestionarle sus motivos y poner sobre la mesa una pregunta brutal: ¿qué quieres realmente?
“El Diablo no viene a engañarte,viene a decirte: dime exactamente qué quieres. Pero ten claro lo que me pides, porque te lo puedo dar.”
Así, “Conversando con el Diablo” funciona como espejo: la obra plantea que el infierno, el purgatorio y el paraíso no son lugares ajenos, sino estados internos, decisiones, renuncias y temores cotidianos.
“Tú tienes a Dios y tienes al Diablo dentro de ti. Tú decides cómo vivir”, señaló Perrín.
El actor sostiene que la pieza exhibe cómo el ser humano ha normalizado vivir sin atreverse a levantar la voz, pese a ver injusticias, guerras, abuso de poder y sufrimiento global… mientras sigue obsesionado únicamente con “traer el pan a la casa”.
Al final, el montaje interpela al público al mismo nivel que al protagonista.
“Conversando con el Diablo” deja la pregunta abierta de qué estarías dispuesto por tener todo lo que quieres.