Ciudad de México.- A dos años de su inauguración, el subsidio federal a la operación del Tren Maya equivale a 10 veces su ingreso por venta de boletos y souvenirs.
“Visto desde un punto de vista financiero, es un proyecto perdedor, pues en 2024 reportó 275 millones de pesos en ventas de boletos y souvenirs, pero sus gastos operativos fueron por 2 mil 837 millones de pesos, es decir, 10 veces sus ingresos”, explicó Gerardo Herrera, experto en negocios de la Universidad Iberoamericana.
“¿Qué negocio se sostiene cuando sus ventas son entre 2 y 10 % de sus gastos operativos?”, cuestionó Herrera sobre el tren que fue impulsado y lanzado por el exPresidente Andrés Manuel López Obrador como un proyecto que reivindicaría el rezago económico y social del sureste mexicano.
Se trata de un proyecto al que el Gobierno tiene que estar subsidiando y que, aunque ha tenido tendencias de crecimiento en el movimiento de pasajeros, al paso que va le tomaría entre 10 y hasta 20 años para ser rentable.
“Y en todo ese tiempo se le tendrá que meter dinero, y mucho dinero.
“No hay que olvidar que la presente Administración tiene poco dinero, y que el Tren ande acumulando pérdidas de 2 mil 500 millones de pesos por año, si lo multiplicamos por 10 años, son 25 mil millones de pesos”, expresó.
Para Carlos Barreda, especialista en el sector ferroviario, uno de los retos más importantes que enfrenta el Tren Maya en el mediano y largo plazo es justificar los subsidios que recibe de la Federación para operar.
Es un servicio de transporte meramente turístico y “de lujo” cuyos usuarios debieran pagar el costo del boleto en su totalidad, planteó.
Se cuadriplica la deuda del Tren Maya
El proyecto insignia del gobierno federal, el Tren Maya, registró en septiembre deudas pendientes con sus proveedores y empleados por 2,470 millones de pesos. Esta cifra representa un incremento del 298 %, o cuatro veces más, respecto a los 620 millones de pesos que se reportaron en enero del mismo año. La información proviene del estado analítico de la deuda y otros pasivos de la empresa, al cual tuvo acceso El Universal.
Analistas señalan que, de manera similar a otras empresas estatales como Pemex y CFE, el aumento en la deuda del Tren Maya se debe a que la compañía gasta más de lo que genera en ingresos.
El proyecto, administrado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la península de Yucatán, ha dependido de subsidios gubernamentales desde que inició sus operaciones en diciembre de 2023.
Ante el aumento de la deuda, El Universal solicitó una explicación al área de Comunicación Social del Tren Maya, así como una confirmación sobre si necesitarán más apoyo federal, pero no hubo respuesta.
Diversas organizaciones no gubernamentales, incluyendo el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Fundar, y Greenpeace, han denunciado que el ferrocarril enfrenta múltiples problemas, entre ellos irregularidades ambientales, sobrecostos, y una falta de transparencia en la gestión de recursos. Esto último se debe a que el gobierno clasificó como reservada la información sobre el impacto ambiental, y la obra avanzó a pesar de las suspensiones judiciales.
Costo real y necesidad de inversión constante
El académico de la UNAM, Miguel González, indicó que la obra es un ejemplo de dinero público utilizado por una decisión política, a pesar de que se sabía que el costo real superaría la estimación inicial de 120 mil millones de pesos.
El Imco calculó hace dos años que el costo total de la obra rondaba los 500 mil millones de pesos.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha detectado irregularidades en el proyecto por un total de 3 mil millones de pesos entre 2023 y 2024.
González, en entrevista con el mismo medio, enfatizó que si bien la construcción ya está terminada, el punto clave es la fuerte inversión anual que requerirá para mantenerse operativo. Recordó que en el sexenio de Enrique Peña Nieto ya se había advertido sobre la falta de rentabilidad del proyecto, lo que llevó a su cancelación en ese momento.
El académico concluyó que el Tren Maya necesitará respaldo financiero del gobierno durante todo su tiempo de funcionamiento y mientras continúe la autodenominada Cuarta Transformación. Según González, admitir que el proyecto no mejora cada mes “equivaldría a reconocer que fue una mala decisión del expresidente Andrés Manuel López Obrador, algo que Claudia Sheinbaum, como su sucesora, nunca hará”.
HLL