Friedrich Trumpf el abuelo inmigrante de Trump
NIKITO NIPONGO
Friedrich Trumpf un joven de 16 años que llegó migrante y solo a los Estados Unidos, ese joven fue el abuelo de Donald Trump, el presidente 47 de ese país.
Friedrich Trumpf salió de Alemania, su país natal, siendo un jovencito, para encontrarse con su hermana mayor que previamente también ya había emigrado con su esposo a Nueva York. Su viaje lo realizó en barco con un pasaje de tercera que sólo tenía un catre, su salida a EEUU tenía el propósito de buscar fortuna y ayudar económicamente a su familia que atravesaba por una situación difícil.
El abuelo de Donald Trump no hablaba inglés, su hermana lo cobijó al darle hospedaje en su casa.
Friedrich Trumpf llegó a New York el 19 de octubre de 1885. En ese año precisamente se colocaba la estatua de la libertad que París le había obsequiado a New York, hecha por el mismo escultor.
La travesía de Friedrich duró aproximadamente 10 días, fue sin ningún lujo, si acaso por ser su boleto de tercera clase le daban una comida y su catre para dormir.
El abuelo de Donald Trump reconoció que emigró para ganar dinero y ayudar a su madre quien se quedó con grandes deudas cuando su esposo falleció en Kallsdat, un pueblo alemán vinícola con mil habitantes.
Friedrich tampoco quería hacer servicio militar tres años, en parte esto fue otro factor para que dejara su pueblo alemán.
Llegó a finales del siglo XIX al Lower East Side de New York, que era una zona muy poblada por multitudes de inmigrantes que hablaban muchos idiomas, entre ellos el inglés y el alemán.
Friedrich empezó a trabajar como barbero en New York.
El trámite de naturalización no era como hoy, demasiado burocrático y difícil de obtener, sólo bastaba tener siete años de residencia y buen carácter y te daban la ciudadanía americana. Cuando Friedrich se naturalizó aprovechó para cambiarse el nombre, ahora se llamaría Frederick Trump, le quitaba la f a su apellido.
Se mudó a Seattle y también cambió de actividades económicas dejando de ser barbero para dedicarse a abrir restaurantes y pequeños hoteles, dado a la cantidad de personas que estaban llegando a EEUU.
Por varios años abrió locales de comida en Seattle y en Yukón, en 1900 ya tenía una fortuna de 500 mil dólares.
Después de 20 años de haber salido de Baviera, estando él en su natal ciudad recibió una carta donde le decían que su objetivo de salir de Alemania fue por evadir el servicio militar y tenía que abandonar el país y Baviera. Le daban ocho semanas para abandonarla y como castigo perdía la ciudadanía alemana.
A pesar de sus ruegos en una carta dirigida a Leopoldo, el príncipe de Baviera, todo fue en vano.
Para 1905 ya estaba de regreso en New York donde empezó a invertir en restaurantes y pequeños hoteles, que fueron los negocios que le abrieron las puertas del mercado inmobiliario que ha convertido a su nieto Donald Trump en un hombre billonario.
Frederick Trump, es un claro ejemplo de que: “EL SUEÑO AMERICANO EXISTE” desde hace varios siglos e infinidad de personajes han logrado amasar fortunas de dinero a través de la inmigración.