¿Intervención en Venezuela? El despliegue de Estados Unidos y el riesgo de golpe de Estado
Ilustración por: Miroslava González

Según informes del Miami Herald y The Wall Street Journal, citando fuentes cercanas a la administración del presidente Donald Trump, Washington estaría considerando bombardeos contra instalaciones militares vinculadas al narcotráfico en Venezuela y la región del Caribe.

Durante una entrevista a bordo del Air Force One, el mandatario estadounidense mantuvo una postura ambigua cuando se le preguntó sobre una posible intervención militar. Sin embargo, Trump insinuó la existencia de “planes secretos” sin ofrecer detalles adicionales.

¿Cómo puedo responder a una pregunta así? ¿Quién diría eso? Suponiendo que los hubiera, ¿se lo diría honestamente?… Sí, tenemos planes. Tenemos planes muy secretos. Mira, veremos qué pasa con Venezuela”, declaró a los medios presentes.

Días antes del informe de los medios estadounidenses, el senador republicano Lindsey Graham, en una entrevista con CBC News el domingo 26 de octubre, afirmó que el presidente Donald Trump contempla una incursión binacional en Venezuela y Colombia, con el fin de contener la comercialización y el envío de narcóticos a suelo estadounidense.

Bogotá, no hizo esperar su respuesta, Gustavo Petro, presidente de Colombia se manifestó al respecto y se opuso tajantemente a las declaraciones del senador.

Por su parte, su homólogo venezolano y jefe de Estado, Nicolás Maduro, ya había negado categóricamente el jueves 23 de octubre las acusaciones estadounidenses de sus vínculos con el narcotráfico, y afirmó que “Venezuela es un país libre de producción de coca”.

Estas declaraciones no son aisladas. Las tensiones entre estos tres Estados han aumentado constantemente debido a la posible injerencia de Washington en territorio venezolano y el despliegue de tropas en el Caribe. 

Pero, ¿es realmente posible una intervención militar extranjera en territorio venezolano o colombiano? ¿Habrá un golpe de Estado? A continuación el periódico AM, te desglosa el desarrollo de los acontecimientos y las razones detrás de esta escalada.

El despliegue militar 

De acuerdo con diversos medios internacionales, incluido The New York Times, desde finales de agosto el ejército estadounidense ha desplegado alrededor de 10,000 soldados terrestres y marítimos en la región del Caribe.

Aproximadamente la mitad se encuentra a bordo de ocho buques de la Armada, incluidos 2,200 infantes de marina con aviones de combate, mientras las demás tropas se encuentran principalmente estacionadas en Puerto Rico.

Además, de acuerdo a una investigación visual realizada por la agencia de noticias Reuters, Estados Unidos estaría reconstruyendo y mejorando instalaciones en la base naval de Roosevelt Roads, así como aeropuertos civiles.

A su vez, el arsenal desplegado en la región se compone de: 

  • Tres destructores de misiles guiados: USS Stockdale, USS Gravely, USS Jason Dunham.
  • Un grupo anfibio: USS Iwo Jima y acompañantes (grupo ARG Iwo Jima).
  • Múltiples buques logísticos y de reabastecimiento: USNS Kanawha, USNS Joshua Humphreys, USS Wichita, MV Ocean Trader, USNS Waters.
  • Aviones de combate furtivos: F-35 (cantidad no especificada, pero confirmados en la zona).
  • Aviones de transporte: V-22 Osprey, C-17, KC-130 (reabastecimiento en vuelo)
  • Aviones de vigilancia.
  • Drones armados MQ-9 Reaper (varios, cantidad no especificada).
  • Un submarino nuclear.
  • Bombarderos estratégicos: B-52 y B1-B Lancer realizando rutas hacia y sobre el Caribe
  • Además: Rafael Hernández Airport, Henry E. Rohlsen Airport y la antigua base naval Roosevelt Roads reactivadas con infraestructura militar y rutas aéreas operativas en apoyo logístico y ofensivo.
  • El portaaviones más grande del mundo, el Gerald R. Ford. Se prevé su llegada entre el 11 y 17 de noviembre.
¿Intervención en Venezuela? El despliegue de Estados Unidos y el riesgo de golpe de Estado
Foto de AP, por Robert Taylor

Al momento de la publicación, se han llevado a cabo al menos 15 ataques contra embarcaciones identificadas por autoridades estadounidenses como“narcolanchas”, resultando en al menos 61 personas muertas.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, en una de sus declaraciones sobre las operaciones realizadas no solo confirmó que los ataques continuarían, sino que comparó a los cárteles como la “Al Qaeda de nuestro hemisferio”.

Estos cárteles son Al Qaeda del Hemisferio Occidental, usan la violencia, el asesinato y el terrorismo para imponer su voluntad, amenazar nuestra seguridad nacional y envenenar a nuestra gente”, declaró Hegseth durante el informe de uno de los ataques.

La justificación estadounidense respecto a los ataques 

Washington justifica las ofensivas realizadas, como una  respuesta a la crisis de salud pública relacionada con el abuso de sustancias en Estados Unidos. 

Solo en 2022, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron más de 107,000 estadounidenses fallecidos por esta causa, una cifra que supera las muertes anuales por armas de fuego o accidentes viales.

El 70% de estas muertes (aproximadamente 78,000) están vinculadas al fentanilo, un opioide 50 veces más potente que la heroína, mientras el 30% restante (alrededor de 32,000) se atribuye a la metanfetamina y otros estimulantes sintéticos.

No obstante, según un informe anual sobre las drogas del 2025 de la DEA, México es quien representa el mayor punto de origen de exportación de fentanilo y metanfetamina hacia Estados Unidos. 

Los principales productores y distribuidores son el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Venezuela y Colombia no figuran como principales fuentes de estas sustancias.

Esto coincide con lo revelado el lunes 3 de noviembre por la cadena de noticias NBC sobre una supuesta discusión entre altos mandos militares y funcionarios de la Casa Blanca acerca del posible envío de tropas, drones y oficiales de inteligencia a territorio mexicano.

Otras posibles razones 

Washington sostiene que su despliegue militar responde exclusivamente a la lucha contra el narcotráfico y la protección de la seguridad nacional. Sin embargo, los antecedentes históricos de la política exterior estadounidense, han causado escepticismo entre analistas y gobiernos de la región.

Jeffrey Sachs, economista estadounidense y asesor especial de las Naciones Unidas, considera que los despliegues militares persiguen objetivos contrarios a los anunciados públicamente por funcionarios gubernamentales.

Esto no se trata de tráfico de narcóticos. Como dije, esto se trata de un golpe de Estado. Esto se trata de un cambio de régimen” declaró en una entrevista con Andrew Napolitano

Michael Shifter, experto en geopolítica de América Latina y expresidente del Diálogo Interamericano, se manifestó desconfiado respecto a los mecanismos implementados por Estados Unidos en la guerra no declarada contra el narcotráfico. 

Si fuera una preocupación genuina por el narcotráfico, su política sería otra”, señaló. “Está buscando fracturas dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas; se trata de mostrar fuerza y dominación, un argumento político interno que alimenta el momento MAGA en Estados Unidos”, declaró el pasado 20 de octubre en el foro World In Progress (WIP)

El escepticismo tiene fundamentos concretos. Funcionarios gubernamentales de la Casa Blanca han declarado públicamente participar en el desarrollo de golpes de Estado. 

John Bolton, asesor de seguridad nacional durante el primer mandato de Donald Trump, admitió en una entrevista con CNN haber participado en la planificación de golpes de Estado. Al ser cuestionado sobre los eventos del 6 de enero en el Capitolio, Bolton declaró“Como alguien que ha ayudado a planificar golpes de Estado,no aquí, pero ya sabes, en otros lugares, requiere mucho trabajo”.

¿Qué es un golpe de Estado?

Se entiende por golpe de Estado el derrocamiento abrupto de un gobierno existente mediante el uso de la violencia o la coerción política.

Estos procesos suelen involucrar el apoyo de parte de la administración pública y/o las fuerzas armadas, además pueden originarse tanto desde el exterior como al interior del Estado.

Desde su fundación como nación a finales del siglo XVIII, Estados Unidos ha intervenido política y militarmente en diversos países, derivando en golpes de Estado o cambios de régimen favorables a su política. 

En este sentido, la actual tensión creciente evoca a un patrón histórico de intervenciones. De acuerdo a un estudio del Cline Center de la Universidad de Illinois, se estima que entre 1982 y 2019 Washington participó de forma directa o indirecta en al menos 350 intentos de golpe de Estado, de los cuales 150 tuvieron éxito.

América Latina como principal protagonista 

¿Intervención en Venezuela? El despliegue de Estados Unidos y el riesgo de golpe de Estado
Caricatura de Udo J. Keppler, publicada en Puck en mayo de 1902

América Latina ha sido protagonista de gran parte de los golpes de Estado llevados a cabo por parte de Estados Unidos.  

Países como Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras, Haití, Panamá, República Dominicana, Paraguay, Uruguay y Nicaragua han sido confirmados por el propio gobierno estadounidense, teniendo una participación de manera directa o indirecta, de acuerdo a archivos desclasificados de la CIA.

Mientras en otras naciones como México, hay especulaciones respecto a la injerencia estadounidense en los cambios presidenciales. Tales como los  acontecidos en la época revolucionaria de la nación.

Diputados de la época como Luis Manuel Rojas, acusaron públicamente al embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson, de las muertes de Francisco Madero y José María Pino Suárez, presidente y vicepresidente electos.

“Yo acuso a Henry Lane Wilson, embajador de los Estados Unidos en México, como responsable moral de la muerte de los señores Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, que fueron electos por el pueblo, Presidente y Vicepresidente de la República Mexicana, en 1911. declaró el 23 de febrero de 1913.

Operación Cóndor 

Tras la imposición de regímenes militares apoyados en su mayoría por los Estados Unidos, las dictaduras sudamericanas (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) en colaboración con Washington se coordinaron en los años setenta para reprimir opositores y posibles contrarios a sus gobiernos. 

En archivos publicados por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) se resalta la mediación norteamericana en el desarrollo de las operaciones, así como discusiones respecto a la realización de “operaciones de asesinato de extranjeros”

La Operación Cóndor se formalizó en Santiago, capital chilena en noviembre de 1975, coordinada por Manuel Contreras, director de la Dirección de Inteligencia Nacional chilena, con representantes de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y posteriormente Brasil.

Los gobiernos acordaron operar bajo un sistema de intercambio de información sobre individuos “subversivos” a los regímenes, extradiciones ilegales acordadas, así como operativos en conjunto.

Según diversos analistas y gobiernos de las naciones implicadas, se llevaron a cabo torturas, asesinatos y desapariciones forzosas, con el fin de anular a la izquierda latinoamericana, así como la reducción de incidencias y protestas democráticas. 

Un caso emblemático es el de Argentina. Durante el periodo comprendido entre 1974 y 1983, se registraron oficialmente 8,631 casos documentados, de los cuales 7,018 corresponden a víctimas de desaparición forzada y 1,613 a víctimas de asesinato en más de 500 centros clandestinos de detención que estuvieron bajo control de la junta militar gobernante.

Alrededor del mundo

La injerencia estadounidense no ha sido meramente continental, naciones de diversos puntos del planeta como Medio Oriente y Asia también han sufrido intervenciones norteamericanas en sus gobiernos. 

En Irán, durante 1953, la CIA organizó la operación Ajax, cuyo objetivo era derrocar al primer ministro Mohammed Mosaddeq, quien había nacionalizado la industria petrolera iraní, afectando intereses de compañías británicas y estadounidenses. 

El golpe culminó con la devolución del poder al Sha Mohammad Reza. Los documentos desclasificados de la CIA en el año 2000 confirmaron su participación en el derrocamiento. 

Mientras en Afganistán, tras los atentados del 11 de septiembre Estados Unidos intervino formalmente en 2001.

No obstante, la injerencia norteamericana data desde 1979, cuando la CIA financió y armó a los muyahidines durante la guerra contra la Unión Soviética, operación que derivó en la creación de grupos como Al-Qaeda y el Talibán. 

El realismo ofensivo como explicación del cambio de gobierno

Según el politólogo estadounidense John Mearsheimer en su obra The Tragedy of Great Power Politics, publicada en 2001, describe que al convivir los Estados en un sistema internacional sin un poder que represente la autoridad central, las naciones con el fin de preservar y aumentar su seguridad, buscan por medio de la acumulación del poder militar e injerencia en otras naciones maximizar su dominio exterior.

En este escenario, el cambio de un régimen, no sólo representa la alternancia en un gobierno extranjero, sino, una mayor influencia internacional, además de la pérdida de fuerza de un Estado contrario.

Así, naciones antagónicas entre sí a través de alianzas o influencia en otras regiones, instauran regímenes alineados a su política y economía nacional.

En entrevista con el analista político Andrew Napolitano, Mearsheimer, al analizar los ataques a embarcaciones catalogadas como “narcolanchas”, resalta esa búsqueda estadounidense de reducir rivales alineados a una perspectiva política contraria.

Cada vez que hay un país en el hemisferio occidental que es genuinamente de izquierda o es antagónico hacia Estados Unidos, o ambas cosas, nosotros pensamos muy detenidamente en derrocar ese gobierno, y en muchos casos lo hacemos”. añadió “Creo que esta es una política insensata porque esos países no están en posición de amenazar nuestros intereses nacionales de ninguna manera significativa”.

Cronología de los golpes de Estado impulsados por Estados Unidos en el siglo XX y XXI

A través de una búsqueda exhaustiva en diversos medios de comunicación y fuentes históricas (desglosadas en la tabla), se presentan los intentos e intervenciones de golpes de Estado en los que Estados Unidos participó de manera directa o indirecta durante los siglos XX y XXI, fungiendo de manera significativa en su desarrollo y conclusión:

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